Pues sí, así de sencillo, inesperado y desconcertante hemos visto como luego de la jornada electoral del pasado domingo cinco de febrero, por arte de magia recobraron vida los radares dispuestos en diversas calles y avenidas de nuestra ciudad. Más allá de lo que pueda indicarse o manifestarse en las vocerías oficiales, se considera una burla completa de parte de los postulantes a la reelección el haber procedido de esta manera toda vez que, denota a leguas la intencionalidad detrás de la decisión de haber oprimido el botón de apagado de estos tan cuestionados radares.
Si recorremos nuestra corta historia de obras públicas, también recordaremos que en un momento previo al día de las elecciones, dieron inicio los trabajos de reasfaltado de la Avenida de las Américas al sur de la ciudad, específicamente en la intersección de la primero de mayo, como era de esperarse, dicha condición generó un caos absoluto en la zona que, para el día siguiente ya no existía toda vez que los trabajos aparentemente habían terminado más, para sorpresa colectiva dicha obra recobró vida al poco tiempo de haber transcurrido las elecciones.
Bajo estos dos pequeños casos expuestos deberíamos auto cuestionarnos si es que cualquier obra que se realice para la ciudad se la hace en pro del avance de esta o simplemente para conseguir la continuidad en una posición pública. (O)