La conquista del espacio o el colapso medioambiental son temas recurrentes en la ciencia ficción a las que una exposición en Viena saca de la perspectiva de Hollywood para dar voz a otros pueblos y culturas, que usan ese género para hablar de colonialismo, de sus heridas y de futuros alternativos.
En «Science Fiction(s). Si hubiera un mañana», el Weltmuseum de Viena reúne a 25 artistas contemporáneos de países como México, Nigeria, Brasil o Canadá que recurren a la ciencia ficción para hablar de cómo se imaginan ese futuro comunidades indígenas.
«Se trata de superar el trauma colonial, de convivir con todos, con otros en el planeta, también de otros enfoques, otras formas de conocimiento», resume para EFE el sentido de la muestra Tobias Mörike, uno de sus comisarios.
«DESCOLONIZAR» LA CIENCIA FICCIÓN
Este experto plantea que la exposición puede contribuir también a «descolonizar» la ciencia ficción y las ideas sobre el futuro que se han creado desde Occidente, y recuerda que hay movimientos culturales que desde hace décadas hablan de «futuros especulativos» en África, en el mundo musulmán o en las comunidades nativas de América u Oceanía.
En ese sentido, la exposición abandona la idea de un futuro como un continúo desarrollo tecnológico y con ambiciones coloniales.
A través de seis salas distintas se desvincula, por ejemplo la exploración espacial del elemento de conquista y colonización de otros mundos, se denuncia el sufrimiento de pueblos ocupados por las potencias europeas o se habla de la necesidad de respetar a todas las formas de vida.
«Nosotros, en Europa, no somos los únicos que hemos pensado cómo seguir adelante», afirmó hoy en la presentación de la muestra Jonathan Fine, director del Weltmuseum, el museo etnográfico de Viena.
STAR WARS INDÍGENA
En la primera sala, el estadounidense Rory Wakemup, de la cultura nativa americana de los anishinaabeg, «indigeniza» a personajes de Star Wars con prendas de ceremonias tradicionales.
Así, se denuncia también la apropiación por parte de esa saga de películas de conceptos como la «fuerza», la creencia de los nativos americanos sobre el equilibrio y que el creador está en todas partes, por lo que todo debe en la naturaleza debe ser tratado con respeto.
También de apropiación cultural habla una pieza que yuxtapone una foto de principios del siglo XX que muestra a una mujer Hopi con los típicos moños laterales, que sirvieron de inspiración para el famoso peinado de la princesa Leia, de Star Wars.
El autor de este collague, Nicholas Galanin, del pueblo de los Tingit, en Alaska, denuncia cómo al tiempo que se usa ese estilo indígena, se les niega su derecho a definir su propia cultura.
Otra de las salas está protagonizada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y muestra por primera vez en Europa el montaje «Autonomous InterGalactic Space Program», del artista portugués Rigo23.
Aquí, se usa la exploración espacial para recordar a los pueblos que salieron perdiendo de los viajes de conquista en el pasado.
La nave, con forma de mazorca de maíz, es un símbolo de los ideales de «convivencia, de justicia social o de economía sostenible», explica Mörike.
La perspectiva del mundo musulmán aparece reflejada con «Mezquitas espaciales», del paquistaní Saks Afridi, y hay muestras también ejemplos del «afrofuturismo» y del «chicanafuturismo».
Más allá de la crítica al colonialismo del pasado y a cómo curar sus heridas en el futuro, la muestra incluye obras que imagina futuros mejores.
En «Kumbi Saleh 3020 CE», el artista ghanés Ekow Nimako usa 100.000 de piezas del juego de construcción LEGO para imaginar cómo habría sido en el futuro lejano la capital del reino medieval de Ghana, presentando una desarrollada urbe que busca «reconciliar traumas ancestrales e imaginar un futuro librado» para los pueblos africanos, según explica el catálogo de la muestra.
Otra instalación usa una herramienta de Inteligencia Artificial a la que se le puede pedir que diseñe naves espaciales combinando colores vivos con el estilo artístico de El Greco, cómics o Van Gogh, con cualquier concepto o idea. EFE