Numerosos estudios han analizado la relación entre las redes sociales y las enfermedades mentales en adolescentes (Valkenburg et al., 2021), y han encontrado que, existe una asociación significativa entre estas variables con efectos negativos en la depresión, la ansiedad y el bienestar psicológico. De acuerdo con Varadarajan y Heidt (2022), alrededor de 2012 se empieza a notar un cambio en la incidencia de las enfermedades mentales en los adolescentes, especialmente la depresión severa, y lo que es peor, en el aumento de suicidios de niños y jóvenes de entre 10 a 19 años, lo que coincide con el aumento del uso de las redes sociales.
Aunque las redes sociales pueden tener beneficios en la interacción social, también incluyen efectos negativos como la comparación que pueden llevar a la baja autoestima y a la insatisfacción con la vida que se tiene; el ciberacoso que impacta negativamente en el bienestar emocional y mental de los jóvenes; la adicción a las redes sociales que puede interferir no solo en la calidad del sueño, pero también en las relaciones offline y en el rendimiento académico de los adolescentes. Todo esto sin contar con el hecho de que las redes sociales pueden agravar problemas de salud preexistentes como ansiedad, depresión y los trastornos en el estado de ánimo de estos jóvenes usuarios.
Claro está que no todos los adolescentes experimentan efectos negativos en su salud mental, de hecho, su uso responsable es posible; pero resulta ser una relación compleja que depende de factores como el tipo de red, el tiempo de conexión, el apoyo social y las relaciones del adolescente fuera de las redes sociales, así como el apoyo y vigilancia de padres, educadores y personas cercanas. (O)
@ceciliaugalde