No existe posición mas incomprensible que la tozudez o subestimación prestada a condiciones que con todas las señales, en algunos casos mucho más que obvias, denotan rechazo, incomodidad o simplemente preocupación ante determinadas circunstancias que en algunos casos pueden llegar a ser inclusive lesivas a los intereses personales o públicos.
Si revisamos lo sucedido en estos últimos meses, descubriremos como estos supuestos esquemas de control de transito modernos que han montado en nuestra ciudad, han elevado la atención de muchos sectores del medio, subiendo la tensión tanto a nivel personal como institucional y, casi de seguro con costos que los impulsadores de este esquema nunca lo pensaron.
Jamás podremos oponernos a esquemas de control que sirven para ordenar el transito de una ciudad, es más, muchas metrópolis del mundo aplican estos métodos con excelentes resultados, si la tecnología existe y se ha convertido en una excelente alidada del desarrollo social, pues echémosle mano y hagamos a nuestro entorno favorable para ello, pero jamás lo podríamos hacer en detrimento de lo que piensa una gran proporción ciudadana y, mediante actitudes obstinadas y cegadas, por medio de la fuerza o imposición de autoridad, materializar decisiones cuestionadas, objetadas y viciadas. (O)