El presidente francés, Emmanuel Macron, fue recibido con abucheos y gritos de dimisión durante un desplazamiento por Alsacia, la primera de sus salidas de París dentro de su intento de reconectar con los ciudadanos tras la crisis de la reforma de las pensiones.
En su primera parada, una visita a una empresa de construcción en madera en la localidad de Muttersholtz, una unidad de gendarmería tuvo que desplaza a los manifestantes, dado que la concentración no había sido autorizada. «Les pedimos que reculen. Último aviso: vamos a usar la fuerza», avisaron los gendarmes, según medios locales.
La concentración junto a la empresa, denominada Mathis, se movió unos doscientos metros, lo que no libró al presidente de los abucheos y del ruido de silbatos y cazuelas. «Queríamos verle, pero como no quería escucharnos hemos hecho ruido», señaló a un canal de televisión una de las manifestantes.
Macron visitaba esta empresa para conocer la actividad de la compañía, que realiza varios encargos para los Juegos Olímpicos de París 2024, y conversar con algunos de sus empleados.
Aún peor fue su recibimiento durante la tarde en la localidad alsaciana de Sélestat, donde decenas de personas le recibieron en la plaza principal con gritos de «Macron dimisión» e increpaciones sobre su reforma de las pensiones, convirtiendo el buscado baño de masas en uno de abucheos.
«He tenido recibimientos peores», minimizó el jefe de Estado, que pese al estruendo departió con algunos de los ciudadanos concentrados en Sélestat y trató de justificar sus medidas.
El presidente tiene previsto continuar con sus visitas sobre el terreno mañana jueves, con un desplazamiento a Hérault (sureste) centrado en cuestiones educativas.
La reindustrialización, la educación y la sanidad figuran entre los principales objetivos de una serie de reformas que busca emprender Macron con su Gobierno dentro de un nuevo «pacto social» para calmar las aguas tras las continuas protestas por la reforma de las pensiones, según dijo en su discurso televisado de la noche del lunes.
«Están ustedes en el centro de una de las grandes ambiciones del país (…) la reindustrialización verde», destacó hoy en una intervención ante los trabajadores de la empresa Mathis.
A preguntas de algunos periodistas, Macron aseguró que la forma en que se aprobó la reforma de las pensiones (sin voto directo de la Asamblea Nacional) fue «legítima» y no atenta contra la democracia, e insistió en lo que considera futilidad de las protestas. «No serán las caceroladas lo que nos harán avanzar», afirmó.
El portavoz del Gobierno, Olivier Véran, dijo sobre las protestas que recibieron al presidente que es «indispensable» que los miembros del Ejecutivo puedan desplazarse por el país y hablar con los ciudadanos sobre «las reformas que se han hecho y las que llegarán».
Véran, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, recordó que Macron marcó un plazo de 100 días para lograr calmar al país mientras se ponían en marcha nuevas reformas tangibles, y que en ese plazo deben «acelerar todos los proyectos prioritarios para el país». EFE