De unos años atrás, el descubrimiento, invención o como se pueda llamar al fenómeno de la comunicación a través de los medios cibernéticos, digitales y teléfonos celulares y su floreciente desarrollo, convirtieron al mundo en un verdadero barrio de vecinos en el cual todo está claro y comentado. La vecina chismosa de antaño que se encargaba de divulgar todas las grandes o pequeñas acciones o movimientos, la mayoría malos de todos, quedó como un lejano vicho del que todos se cuidaban. Hoy, apenas se produce una posible noticia, buena o mala, ya está en todas las redes y teléfonos personales. Las cámaras de video, aditamentos que son hoy comunes, baratas y muy efectivas, incorporadas también en todos los millones de millones de celulares, son detalle importante en la seguridad de calles, barrios y casas, captando todo lo que se mueve o queda dentro del rango de la duda. Gracias a esto podemos observar detalles del actuar delincuencial y mirar claramente como asaltan impunemente en salones, tiendas e incluso bancos y como disparan de la forma más cruel y espantosa a pobres indefensos ciudadanos. La cámara del bus, capta como es asesinado de una puñalada el chofer mientras conduce, sin duda por no obedecer alguna orden del maleante y se ve de la manera más aterradora, como son asesinados dos policías que se encontraban patrullando en su vehículo, con disparos de fusil y ametralladoras de asesinos desde la ventana de un auto que se les acerca, sin darles tiempo ni de mirar de dónde vienen las balas. También gravados los sicarios que, en una orgía de balas y sangre, matan a pobres indefensos pescadores y todo esto con una raíz común, que es el enorme poder económico del narcotráfico, que recluta gente desalmada que cumple ordenes sin preguntar y si lo hacen, serían los siguientes cadáveres.
El país se cae en pedazos. Ostenta el nada digno puesto de ser uno de los países más violentos de Latinoamérica y el número uno en la importación de droga considerándosele como país caleta, gracias a su estratégico lugar en la mitad del mundo y de la inmensa libertad otorgada a los mafiosos, para que puedan exportar droga producida en vecinos países, pues se les confirió el estatus de socios y campo libre de acción en el gobierno narco de Correa. Hoy todos estos grupos narcodelictivos están considerados como terroristas, adelanto legal importante para empezar la limpieza que requerimos, pero si las fuerzas armadas, policía y gobierno, no se ponen en estado de guerra total, nos despeñaremos en un reguero de sangre. (O)