El transfuguismo político conocido en la academia o coloquialmente el camisetazo, es un fenómeno que se da a menudo en países de America Latina, en menor cantidad en Europa. El debate sobre la necesidad de la lealtad de los políticos a sus organizaciones es de larga data. Para muchos es una disyuntiva, sin embargo, lo legal y lo legítimo es el dilema diario en la política.
¿Hasta qué punto quienes ganaron una curul para un cargo ciudadano representan al votante o la organización política? Tampoco es novedad que la línea orgánica del partido se rompa antes de los procesos de censura. ¿Puede un asambleísta renunciar a su organización cuando a su juicio debe o no votar para censurar al primer mandatario?
La respuesta en términos políticos, parece sencilla; ¿que representa el voto? La respuesta en el plano de la ética, la transparencia y el deber ser en los procesos democráticos; es más complicada. Sin embargo, la renuncia a las filas del partido está dentro del marco de los principios de lealtad a la conciencia individual.
En este punto destaca la postura inicial de los políticos; a favor o en contra de la censura; con la argumentación jurídica y política que a su opinión corresponda. Algo que añadir, la forma de votación en el país cambió a partir de la ultima reforma electoral de febrero de 2020, votamos en lista cerrada y bloqueada, es decir por la organización política que a nuestro criterio mejor nos representa; esto implica no sólo un cambio de la norma electoral sino un cambio en la esencia misma de quienes militan en las organizaciones políticas.
Por último y para abrir el próximo debate, ¿la renuncia se debe a convicciones propias para actuar en cumplimiento del rol ciudadano o se debe a intereses propios, estos, son legítimos, son legales? Más preguntas que respuestas, el tiempo lo dirá. (O)