Una larga tradición mariana, en una Universidad sin credo religioso, instaurada por el Rectorado de Honorato Vásquez, en 1904, ha permitido que, cada mes de mayo se despliegue un homenaje en honor de la Virgen de la Sabiduría, en la centenaria Universidad de Cuenca. Mucha unción y profunda devoción se ha percibido en los actos religiosos que han congregado a profesores, a alumnos y a exalumnos que, con fe hemos elevado nuestras plegarias a la Virgen de la Sabiduría.
Es momento oportuno para que esta efigie religiosa que concita la devoción de propios y extraños, vuelva a los patios del Alma Mater, en la antigua Facultad de Química, lugar nato donde se erigía el busto de la Virgen de la Universidad y no, precisamente en el Museo Universitario, escenario que no es el que le corresponde, pues la Virgen de la Sabiduría ha sido por tiempos, motivo de contemplación religiosa en el lugar escogido desde su implantación y no, para su contemplación artística, exactamente, como para emplazarla en un Museo, ajena a todo fervor religioso.
En mi calidad de exalumna, de ex profesora y de ex autoridad universitaria, perteneciente a la Facultad de Filosofía y Letras, de años ya pasados, conjuntamente con otros compañeros que compartimos igual sentir y pensar, demandamos la presencia de la Virgen de la Sabiduría, en los espacios abiertos de nuestra Alma Mater. Es imperioso verla y contemplarla en el lugar central del campus universitario, en donde ella presidía la vida cotidiana de la centenaria Universidad de Cuenca. (O)