Dos familias que fueron evacuadas de sus casas tras el aluvión en el sector El Lirio, en Barabón, al suroeste de Cuenca, el último 26 de mayo, aún esperan ayuda por parte del Municipio de Cuenca y del Gobierno Nacional.
Son cuatro adultos y cinco menores de edad, quienes, desde el día del deslizamiento, están albergados en la Casa Pastoral La Inmaculada, junto a la iglesía La Inmaculada, que está a unas tres cuadras de sus viviendas.
Allí la comunidad les dio dos pequeñas habitaciones, una para cada familia, y otro cuarto para que cocinen. Junto a un balcón colocaron sogas e improvisaron un espacio para secar su ropa.
María Inés Matute, es una de las damnificadas. Ella, con sus cuatro hijos y madre: María Rosa Abelina Yunga, tuvo que dejar su inmueble por el temor a que sea sepultado por la montaña.
Otros familias
En cambio la casa de su hermano: Iván Ramón Matute, quedó destruída en la parte posterior donde estaba la cocina, pues la masa de tierra que bajó la impactó de llenó.
Otras tres familias, que en principio también fueron evacuadas, optaron por regresar a sus viviendas, pues estas terminaron con daños menores; sin embargo, se encuentran en plena zona de riesgo, por lo que el peligro es constante.
Según contó María Inés Matute, el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) parroquial de Baños ha estado pendiente de ellos para ayudarles con lo que necesitan para subsistir.
Mientras que técnicos de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR); y de la Dirección de Gestión de Riesgos (DGR), de la municipalidad de Cuenca, han hecho inspecciones al área afectada.
Matute se dedica a la venta de leche y además tenía verduras y plantas medicinas. Lo que gana no le alcanza para mantener a su familia por lo que espera que las autoridades les ayuden.
“Por la necesidad que tenemos podríamos regresar a vivir en nuestras casas así estén dañadas, pero tenemos miedo de que venga otra lluvia fuerte y allí nos arrestre con todo…”, dijo la mujer.
Acotó: “lo que pedimos es que nos ayuden a construir otras casitas en una zona que sea más segura, porque casi lo hemos perdido todo, pero tenemos las fuerzas para trabajar y salir adelante con nuestros hijos…”.
Inspección
Patricio Yunga, morador de El Lirio, pidió a las autoridades que hagan una inspección detallada de la zona alta, pues indicó que allí hay un “ojo de agua”, que vuelve inestables los terrenos…”.
“Con la lluvia los problemas se agravan, pero estamos seguros que mucho tiene que ver el agua que sale en la zona alta. Algún trabajo se podrá hacer para evacuar esa agua y que no provoque una desgracia…”, mencionó.
Yunga señaló que cuando suben a la montaña ven grandes grietas y orificios en el suelo, lo que hace suponer que la tierra se está desplazando, lo que provoca preocupación.
De acuerdo con Genaro Padilla, ingeniero civil e investigador en hidrología, estos aluviones se dan buena parte por la falta de vegetación en las pendientes de las montañas.
“Los árboles, los arbustos y la capa vegetal sirven para ayudar a disminuir la velocidad del agua cuando baja de la montaña. Además sirve como una esponja que ayuda a retener la humedad…”, precisó.
Padilla recomendó que estas áreas cercanas a las montañas y cuencas hidrográficas sean reforestadas, pero además, cuidadas para que conserven sus condiciones naturales.