Que esto nos quede claro

CON SABORA A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

El lenguaje inclusivo, a simple vista, parece atractivo. Pero detrás de él existen factores que debemos conocer. En primer lugar, no tiene nada que ver con la “ideología de género”, simplemente porque esta no existe. Es una ficción que ni siquiera vale la pena comentar. En segundo, hay que subrayar que tampoco tiene que ver con homofobias. Finalmente, el lenguaje inclusivo no se relaciona con la evolución del lenguaje en sí. Quienes lo sostienen no tienen idea de cómo actúa la evolución. Esta no se planea. Si se lo hace, deja de ser.

Este último punto irrita tanto a los defensores de la inclusividad que, con esa idea, pierden un 90% de su argumentación. El lenguaje evoluciona de manera espontánea, no inducido ni apegado a una agenda ideológica que busca imponer un modo absurdo de hablar y escribir. Es algo banal que los defensores de este disparatado lenguaje digan que con él tratan de incluir a todos. Lo que buscan es manipular a los que no tienen criterio propio.

Todas las ideologías existen porque tienen seguidores que creen que su manera de ver el mundo es la correcta. Entonces, por lógica, quienes ven el mundo de otra manera están mal. El fascismo empezó por introducir la idea de que hay un modo ideal de hablar y comportarse. Llegando finalmente a la imposición de que sólo hay una forma correcta de pensar. Todo esto para someter a la sociedad a un modelo único de ser.

En un principio, algo puede parecer una buena idea, pero el sentido común debería forzarnos a desconfiar de todo lo que se base en una reivindicación cargada de ideología. Es cómico que estas reivindicaciones que demandan una inclusión, acaben tomando posiciones excluyentes. Empiezan con el “acéptennos” y cuando concentran una masa de seguidores siguen con el “ustedes están mal por pensar diferente” y terminan con un “no les aceptamos”. Esta es la realidad para los que no se identifican con el modelo binario; es decir, personas cuya identidad sexual no encaja con la de un hombre o de una mujer.

Este pseudo lenguaje suplanta arbitrariamente a las vocales por la letra “x” o por el signo de @, tornándose las palabras impronunciables e ilegibles. El aceptar o no esta manera “inclusiva” de expresión, no define la calidad de un ser humano. Lo que sí lo define es cómo reacciona ante esta adulteración del castellano. Que esto, nos quede claro. (O)