La incertidumbre en el día a día es una realidad que todos enfrentamos en diferentes aspectos de nuestras vidas. Aunque siempre hay una dosis de incertidumbre presente en nuestras decisiones y acciones, hay momentos en los que esta puede ser más pronunciada y generar estrés o ansiedad, además de dificultar la toma de decisiones importantes, generar miedo al cambio y a lo desconocido, con un impacto negativo en la salud mental y física, problemas de sueño, dolores de cabeza y otros síntomas asociados al estrés crónico. Además, la incertidumbre puede dificultar la planificación y el establecimiento de metas a largo plazo, lo que nos puede llevar a buscar soluciones rápidas o extremas.
Aunque no podemos eliminar por completo la incertidumbre en nuestras vidas, existen formas de lidiar con ella de manera más saludable, para lo que entre otras cosas podemos enfocarnos en aquello sobre lo que tenemos control, lo que nos ayuda a sentirnos más empoderados y reducir el estrés. También es importante reconocer que la incertidumbre es una parte natural de la vida y que no siempre podemos predecir el futuro, aunque hablar con amigos, familiares o profesionales de la salud mental sobre nuestros temores y preocupaciones puede ayudarnos a enfrentar la incertidumbre de manera más efectiva.
Sobre la incertidumbre Enrique Rueda-Sabater comenta que “ser consciente de la incertidumbre puede provocar parálisis en la toma de decisiones”, y que, frente a ello, “elaborar escenarios futuros puede ser un antídoto para hacer frente al peligro de ignorar la incertidumbre”. En última instancia, aprender a abrazar la incertidumbre como una parte normal de la vida puede ayudarnos a enfrentar los desafíos del futuro con una mentalidad más positiva y equilibrada. (O)
@ceciliaugalde