Samuel Morocho, el ecuatoriano que deleita el paladar en Manhattan con comida italiana

Si a Samuel Morocho le hubieran dicho hace 39 años, cuando llegó a Estados Unidos, que se iba a convertir en el copropietario de dos restaurantes en Manhattan, no habría tenido respuesta. Lo que sí hubiera respondido es que él estaba preparado para lo que sea.

Ello se nota en su porte: ordenado, limpio, bien vestido y claro en lo que debe hacer, sin importar el día y la hora. Así llegó a New York, en 1984, tras dejar su natal Déleg, cantón de la provincia de Cañar.

En aquel entonces, su familia trabaja en un restaurante italiano. Fue por eso que se adentró a la cocina, en donde empezó por lo más básico. Pero, poco a poco, año a año aprendió cómo funcionaba el proceso de elaboración de la comida; aprendió cómo se administraba un restaurante.

Dos años después de su llegada a Estados Unidos, a Samuel lo contrataron en lo que llegaría a ser su restaurante: Primola. Allí, junto a un cocinero italiano y un administrador croata, Samuel comenzó a trabajar.

Para 1997, la vida de Samuel daría un giro. El propietario de Primola le ofreció ser copropietario del restaurante. Y aunque Samuel no fue para nada fácil comprar una parte del espacio que vendía comida italiana, se atrevió, y nada volvería a ser lo mismo.

Un espacio reconocido

Ingresar a Primola es adentrarse a un sitio que da calma. Su decoración y la amabilidad del personal entregan seguridad. De la comida, ni hablar.

Muchísimos italianos y norteamericanos entran al restaurante cada semana para deleitarse de los mariscos europeos, de las pastas que se conjugan con los quesos italianos, de los risottos y de los vinos que no cualquiera puede pagar.

Los vinos son parte de los productos apetecidos por los clientes que llegan día tras día a Primola y Canaletto.

Los platos de Primola y su ambiente le han valido para que personajes de todo el mundo lleguen al restaurante. Entre las personas reconocidas que han probado la sazón de Samuel están Pelé y Hillary Clinton.

A ellos se suman escritores, periodistas, jugadores de baloncesto y hockey y hasta el mismísimo Christopher Reeve, el actor que dio vida a Superman.

Pero, para eso, para obtener el reconocimiento y los aplausos por su gastronomía, Samuel tuvo que prepararse día y noche, año tras año, hacer viajes a Italia, leer mucho, probar, equivocarse, repetir de nuevo.

Con todos los esfuerzos, además de Primola, Samuel es copropietario de Canaletto, otro restaurante que también ofrece comida italiana.

“Las personas que llegan a este país deben enfocarse en lo que quieren hacer, en lo que les gusta. No enfocarle solo en la parte económica. Hay tantas oportunidades que se presentan, y no hay que decir este es mi límite. Soñar lo que soñamos en el país nuestro para el bienestar de todos los ecuatorianos. No se rindan jamás”, dijo Samuel.

Hacer las cosas bien

Mientras Samuel cocina en Primola, Luis Morocho, su hermano, se encarga de cocinar en Canaletto, el otro restaurante de Samuel. En el lugar, de lunes a lunes, Luis prepara las pastas, los postres y un sinfín de platos que satisfacen a los paladares finos.

Además, Luis tiene que velar que Canaletto funcione, que la comida sea lo mejor, porque el cliente está siempre primero.

Al igual que Samuel, Luis tiene en la cabeza que hay que hacer las cosas bien hechas si es que se quiere obtener el mejor resultado. Con esa consigna Luis entra a la cocina, y únicamente la deja atrás cuando los clientes ya se han ido. (I)

       

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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