Río de Janeiro.- Los niños víctimas en acciones de la Policía contra el crimen organizado en Río de Janeiro, como el reciente caso de Thiago Flausino, de trece años, en la favela Cidade de Deus, fueron homenajeados este sábado en la playa de Copacabana.
La manifestación, en la que participaron decenas de personas portando carteles y que contó con un velorio y entierro simbólico de catorce menores muertos entre 2022 y 2023, fue convocada por la organización no gubernamental (ONG) Rio de Paz.
Los habitantes de Cidade de Deus llevaron catorce ataúdes blancos, recorrieron la famosa calzada de la playa carioca entre el lujoso hotel Copacabana Palace y la Avenida Princesa Isabel y realizaron un entierro simbólico en memoria de los menores muertos por balas perdidas.
El padre de Thiago cavó una fosa y puso al lado las medallas, uniforme y zapatillas deportivas usadas por el menor, que practicaba el fútbol y murió víctima de bala perdida el pasado 7 de agosto cuando se desplazaba como pasajero en una motocicleta.
La madre del menor, Priscila Menezes, dijo en declaraciones a EFE que el momento por el que pasa la familia es «difícil» y la presencia de todos es por búsqueda de justicia y que ese tipo de acciones policiales «acabe».
«No fue una operación como ellos (la Policía) quieren pasar para la prensa. Fue una ejecución, porque ellos no entraron en la comunidad y balearon a mi hijo en una calle principal, sin preguntar quién era», lamentó Menezes.
La mujer lamentó que su hijo «no será la primera ni la última víctima» en este tipo de casos y que la Policía tiene que «entender» que en las comunidades pobres hay «niños con sueños», como Thiago, que quería ser futbolista.
El fundador de Rio de Paz, el teólogo y periodista Antônio Carlos Costa, comentó a EFE que los tiroteos entre los propios grupos criminales o en acciones de la Policía deben «preservar las vidas» de las personas que viven en esas favelas en «condiciones precarias».
«La fase más atroz de la criminalidad en Río de Janeiro es la muerte de esos niños» y una escena simbólica con pequeños ataúdes en París, Londres o Nueva York «hubiese paralizado esas ciudades, pero aquí no porque, históricamente, el país ignora el derecho del pobre», aseveró.
Después del acto en Copacabana, algunos de los activistas se desplazaron hasta la también turística Lagoa Rodrigo de Freitas, donde dejaron un cartel gigante de diez metros con el letrero «14 niños pobres muertas por balas perdidas».
En ese local, Rio de Paz tiene un mural y placas con los nombres de niños y policías en memoria de esas víctimas.
La marcha y los actos, realizados de manera pacífica, fueron acompañados por un robusto y armado contingente policial, una situación, que según algunos relatos a EFE de los participantes, es atípica y llegó a ser interpretada como provocación. EFE