Varios medios de comunicación alertan sobre la presencia del fentanilo, mezclada con la droga “hache”, esta última un coctel a base de heroína, diazepam, diluyentes, metanfetaminas, entre otras.
Según especialistas, el fentanilo es una droga sedante con alto poder adictivo y potente, incluso por encima de la heroína. Combinada con la “hache”, como se la estaría consumiendo sin saberlo, especialmente en Guayaquil, ha puesto en máxima alerta a las autoridades de esta ciudad.
El “síndrome de abstinencia es más fuerte y aparece más rápido (cada media hora sin consumir)”, es una de las señales descubiertas por especialistas del sector privado “en la sangre de personas con consumo problemático de drogas”.
Se trata de un asunto de salud pública. Corresponde al Estado tomar las medidas pertinentes para enfrentar el problema. Las autoridades municipales de Guayaquil han comenzado a planificar algunas acciones en coordinación con el sector privado donde se atienden los adictos a las drogas.
El fentanilo es una droga sintética, barata y rápida de producir. Según informó meses atrás la ONU, ese opiáceo “ha modificado radicalmente el consumo de opioides en América del Norte y del mundo para siempre”.
El fentanilo farmacéutico es recetado como analgésico para tratar dolores fuertes; pero el ilícito se vende en líquido o polvo. Los microtraficantes, al mezclarlo con otras drogas lo vuelven mortal.
Conocida en el mundo como “droga zombie”, causa la muerte de más de cien mil personas al año en EE.UU. Por ser barata está desplazando a la cocaína y heroína.
Una amenaza mortal para nuestros jóvenes, igual para quienes son adictos y están en tratamiento, se cierne de manera meticulosa. Si ahora ronda por Guayaquil, pronto podría extenderse al resto del país.
Urgen campañas de prevención, de concienciación a nivel de padres de familia, en los centros educativos, en toda la sociedad, donde sea.