Es un patrón de conducta que se caracteriza por el afecto negativo, el miedo y la ansiedad son muy fáciles de confundir, dentro lo que existe una gran diferencia y es que en el miedo hay estímulos presentes, reales y concretos por ejemplo; el temor a cruzar la calle si un carro está circulando, el estímulo es el carro y el miedo es adecuado para salvarnos la vida de un evidente peligro, en cambio la ansiedad no tiene estímulos que realmente estén suscitando en el presente sino es en base a la imaginación del fututo anticipando peligros indefinidos e imprevisibles. En la ansiedad se dan preocupaciones y angustias en base a supuestos, a la imaginación de un fututo hipotético, por ejemplo; creer que algo malo va a pasar por lo cual la persona empieza a construir una serie de historias de qué es lo que podría salir mal, más adelante e imaginarse eventos, situaciones, momentos catastróficos para sí mismo a lo cual le da un valor muy importante y desencadena en que el individuo tenga respuestas perturbadoras.
La ansiedad supera parámetros normales en cuanto a intensidad, frecuencia y duración provocando que estímulos no amenazantes se manifiesten de forma patológica a nivel emocional y funcional.
La ansiedad se manifiesta con respuestas fisiológicas, conductuales y cognitivas.
En las respuestas fisiológicas están tensión muscular, palpitaciones, taquicardia, respiración acelerada, mareos, náuseas, sequedad de la boca, sudor, temblores, enrojecimiento de la cara, calor, dificultades para dormir, dolores de cabeza, cuello o espalda, fatiga, diarrea.
Dentro las respuestas están los pensamientos negativos, preocupaciones, imaginación de situaciones que para el individuo son atemorizantes.
La respuesta conductual: expresiones faciales, comunicación, inquietud. Esto a su vez perjudica las acciones que tomamos en el día a día llamémosla respuesta de ejecución; donde se observa el deterioro en el habla, tareas que requieren de vigilancia, motivación. Esto implica una interacción de la emoción con otros procesos psicológicas como la vigilia, la atención, la percepción, el razonamiento y la memoria. Por esto la memoria y concentración se ven afectados en niveles altos de ansiedad, así como también se ve afectada la capacidad para resolver problemas. (Cedillo, 2017).
En la teoría conductual, la ansiedad se entiende como una respuesta aprendida ante situaciones específicas que son percibidas como amenazantes o estresantes. Esta teoría se enfoca en el estudio de la conducta observable y cómo las experiencias previas y el aprendizaje influyen la aparición y mantenimiento de la ansiedad.
Según Ivan Pavlov: Una respuesta emocional, como la ansiedad, puede desarrollarse mediante la asociación de un estímulo neutral (por ejemplo, una situación específica) con un estímulo aversivo o estresante (por ejemplo, una experiencia negativa). Con el tiempo, el estímulo neutral se convierte en un estímulo condicionado que puede desencadenar una respuesta ansiosa por sí solo.
Skinner: Sostiene que la ansiedad puede mantenerse y reforzarse por las consecuencias que siguen a una conducta ansiosa. Por ejemplo, si una persona evita una situación que le
causa ansiedad, la evitación puede reducir temporalmente esa ansiedad, lo que refuerza la tendencia a evitar la situación en el futuro.
Además del condicionamiento, la teoría conductual de la ansiedad también se enfoca en el papel de la modelación o aprendizaje por observación. Las personas pueden aprender a sentir ansiedad en ciertas situaciones al observar a otros que muestran miedo o ansiedad en esas mismas circunstancias (Cedillo, 2017).
El tratamiento de la ansiedad desde la perspectiva conductual se centra en técnicas como la exposición, el entrenamiento en desensibilización sistemática y la reestructuración cognitiva. Estas técnicas buscan desvincular la respuesta ansiosa de los estímulos condicionados y promover nuevas formas de comportamiento y pensamiento más adaptativas.
En la psicología científica, la ansiedad es un tema ampliamente estudiado y comprendido. Se considera un estado emocional y fisiológico normal y adaptativo que prepara al organismo para responder ante situaciones estresantes o amenazantes. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, desproporcionada o interfiere significativamente con el funcionamiento diario de una persona, puede convertirse en un trastorno de ansiedad.
La investigación en psicología científica ha explorado diversas áreas relacionadas con la ansiedad, como sus causas, mecanismos subyacentes, factores de riesgo, manifestaciones clínicas y tratamientos efectivos. Algunos de los enfoques y hallazgos importantes en el estudio científico de la ansiedad incluyen:
Neurobiología: Se ha estudiado cómo el sistema nervioso y las estructuras cerebrales están implicados en la experiencia de ansiedad. Se ha encontrado que regiones como la amígdala y el sistema límbico juegan un papel crucial en la regulación emocional y la respuesta al miedo.
Factores de riesgo: Se han identificado diversos factores que pueden aumentar la vulnerabilidad de una persona a desarrollar trastornos de ansiedad, como la genética, la historia de traumas o experiencias estresantes, el estilo de crianza y los factores ambientales.
Tratamientos: La psicología científica ha investigado la eficacia de diferentes enfoques terapéuticos para tratar la ansiedad, incluyendo terapia cognitivo-conductual, terapia de exposición. Estos tratamientos suelen ser basados en evidencia y han demostrado ser efectivos en el manejo de la ansiedad.
Intervenciones preventivas: Se han desarrollado programas preventivos para reducir el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad en poblaciones vulnerables, como adolescentes o personas expuestas a situaciones estresantes.
La psicología científica busca abordar la ansiedad desde una perspectiva empírica y basada en la evidencia, utilizando métodos de investigación rigurosos para obtener conocimientos objetivos sobre la naturaleza y el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Estos avances científicos han sido fundamentales para mejorar la comprensión y el abordaje clínico de la ansiedad, y para proporcionar a las profesionales herramientas más efectivas para ayudar a las personas que la experimentan (Cedillo, 2017).
Es muy importante destacar; si requiere de un profesional en la psicología. – Fijarse que tenga bases en la evidencia científica.