En Azuay hubo un 24% de ausentismo a las urnas, 7% de nulos para presidentes y 13% para asambleístas, evidencia de que existe un profundo descontento y desconfianza en las candidaturas.
Los discursos frente a las acciones de quienes se disputan el poder están en tela de juicio; sus planes de gobierno distan mucho de sus posiciones tanto públicas como privadas. No hay propuestas claras sobre cómo sacar del país a los carteles y retomar el control sin que eso signifique más víctimas colaterales. Tampoco sabemos cómo harán para reconfigurar un estado que demanda con urgencia instancias de seguridad, inteligencia, control y justicia efectiva, sin que esto signifique un estado obeso y corrupto.
Más allá de quien de quien se vea más guapo en las redes sociales, quiero una persona que al llegar a la presidencia sea coherente con los derechos humanos, con la democracia y con sus propuestas; porque no podemos esperar que quienes van a ganar respondan a una propuesta política y filosófica, eso dejó de existir hace tiempos. (O)
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