Terminan las vacaciones, se guardan las cometas. Los estudiantes regresan a clase, y avanza el año escolar. Niños y adolescentes mezclan emoción y preocupación. Hay temor a una materia nueva, compañeros nuevos, profesores nuevos. Hay niños para quienes el regreso a clase, más que aprendizaje, es la seguridad de tener un alimento en su día, o distraerse de problemas. A una edad más avanzada, existe el empeño por lograr una superación personal en la universidad.
Lo cierto es, que todo cuanto ocurre en medio de las aulas se liga profundamente a la vida emocional de cada estudiante. Aquellos que viven en la escuela, tiene un importante efecto en cómo se comportan en casa y viceversa. En esta extraña vivencia, hay una interacción importantísima para los estudiantes: sus profesores. Sí, los profesores tienen un rol fundamental en su existencia. Tienen el poder (no la capacidad), de elevar o truncar los sueños de un pequeño. A ellos se les debe muchas profesiones y líderes políticos. Por ellos surgen estrellas de cine y de fútbol. A veces una palabra, un poema, una acción, una ecuación, el más simple detalle, marca la diferencia en su momento.
Quizá, un solo minuto de conversación entre alumnos y profesores ayuda a su autoestima y los motiva a salir adelante. Y así también puede ocurrir lo contrario, con un mal comentario truncan los más bellos anhelos de esas almas curiosas. Los profesores dejan huella, esas que a pesar de los años recordamos con nostalgia. Es el profesor de literatura que nos mostró la mitología griega y la poesía como una forma de vida, la profesora de piano que trae nuevamente a los conciertos a su estudiante porque cree en ella. El profesor que más allá de la teoría logró que sus alumnos se inmerjan en aplicar y analizar leyes con justicia y ética en la vida misma.
Profesores que se paran al centro y al frente del aula, siendo ejemplos a quienes queremos emular. Profesores que dejan huella y marcan el camino de sus pupilos sin saber hasta dónde los pueden hacer llegar. A estos profesores, mucho éxito en este caminar. ¡Que sobre paciencia, amor y vocación!, sobre todo con los más pequeños, porque ellos, en sus maestros encuentran paz. Profesores, no saben cuán agradecidos podemos estar. Su legado queda, y su huella, mucho más. (O)