De Santo Tomás a los Deep fakes

Vivimos un momento en el que “ver para creer”, la célebre frase atribuida a Santo Tomás de Aquino o incluso, mucho antes, al apóstol Tomás en el siglo I, según el Evangelio de Juan 20:24-29, ya no tiene vigencia debido entre otras cosas a la aparición de los llamados deep fake, que son un tipo de contenido multimedia, como un video, imagen o audio, que ha sido manipulado digitalmente para parecer real, pero que en realidad es falso.

Un deep fake utiliza técnicas de inteligencia artificial y aprendizaje profundo para crear contenido que puede ser difícil de distinguir de lo real. Por ejemplo, se puede crear un video en el que se intercambia el rostro de una persona con el de otra, o se puede manipular el audio para hacer que alguien diga algo que nunca dijo. Y si bien existen herramientas que permiten detectar e incluso revertir imágenes y videos manipulados, las redes generativas se están volviendo tan sofisticadas que los algoritmos pronto producirán contenidos que no se puedan distinguir de los producidos por los humanos a los que pretende imitar.

Aunque los deep fakes pueden ser utilizados para fines de entretenimiento, su uso malintencionado puede tener graves consecuencias, ya que pueden ser utilizados para crear noticias falsas, generar ataques de desinformación, fraudes de todo tipo e incluso manipulación de procesos electorales. De acuerdo con Statista, Rusia e Irán son los países que mayor contenido de desinformación producen y difunden anualmente a través de Facebook.

En vista de que los deep fakes pueden ser utilizados para desinformar, manipular o engañar a las personas es importante ser crítico y estar alerta ante la posibilidad de encontrarse con contenido falso, y más aún de compartirlo. (O)

@ceciliaugalde

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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