Desde la semana anterior, en Cuenca hay desabastecimiento de gasolina Ecopaís y Súper. ¿Ocurre en todo el país o solamente en Azuay?
En algunas estaciones de servicio, o no hay, lo hay poco y la venden a “cuentagotas”; o hay, aunque poco, la una, pero no la otra.
Los conductores hacen fila en las gasolineras o buscan combustible de un lado para otro.
Según la Gobernación de la provincia, la escasez obedece a la falta de agua en el canal de Panamá y al mal tiempo en la rada de La Libertad. En consecuencia, esto retrasa la logística marítima local.
Poco convincente esa aclaración. De ser así, la falta de gasolinas afectaría a todo el país.
Como es de suponer, la escasez ocasiona incertidumbre. El transporte es parte fundamental de la dinámica económica, además del derecho a la movilidad de quienes tienen sus propios vehículos, mucho más hora por el reinicio de clases.
Los medios de comunicación reportan la queja, por ejemplo, de quienes en sus motocicletas reparten comidas o hacen otros tipos de entregas a domicilio.
Igual protestaron los taxistas. Estos, como aquéllos, viven del día a día.
Este lunes, el reclamo provino de los distribuidores de combustibles. Además, porque llegó a escasear hasta la gasolina Súper.
En efecto, las diferentes estaciones distribuidas en toda la ciudad amanecieron sin los dos tipos de gasolinas. O los remanentes se vendían por no más de cinco dólares.
Se habló del abastecimiento por medio de tanqueros. Eso tampoco satisfizo a los distribuidores, cuyo directivo principal, Carlos Salazar, cuestionó la falta de pronunciamiento de las autoridades hidrocarburíferas. Y peor, por cuanto el racionamiento afecta únicamente al Austro, sobre todo al Azuay.
También exige explicaciones a Petroecuador, cuyas autoridades deben garantizar la reanudación total del servicio para evitar contratiempos como los ocurridos durante estos días.
Ojalá tal exigencia tenga eco; es más, nos sumamos a ella.