El mutualismo, corriente política y económica que surge como una forma de afrontar y corregir de manera pacífica las contradicciones del sistema capitalista en el siglo XIX, es uno de los procesos mejor logrados dentro de la historia del pensamiento social de todos los tiempos. No solo destaca la relevancia de la sagrada institución de la solidaridad y los socorros a personas necesitadas en la sociedad, sino ideas de avanzada como la constitución de las ciudades jardín, la creación del museo social o la necesidad imperativa de trabajar por el progreso cultural, son algunas de las tesis del pensamiento mutualista.
Pero lo más importante, sin duda tiene que ver con la idea del beneficio mutuo. En una sociedad de personas libres e iguales, el ser humano debe aprender a convivir en libertad, y eso se logra gracias al respeto y la ayuda mutua. La asociación es precisamente el resultado de esa libertad y esa voluntad de unión que como dice Arella, permite “un pensar y un hacer con” las personas, y no un “pensar y un hacer por” las personas. No se trata de caridad o filantropía, se trata de un ejercicio de inteligencia, de humanidad y de justicia.
En ese espíritu, hace 60 años se funda la Asociación Mutualista de Ahorro y Crédito Para La Vivienda Azuay, de la mano de hombres y mujeres de una valía excepcional. En la actualidad, en todo el Ecuador, solo existen 4 mutualistas y entre ellas, la Mutualista Azuay que es sin duda la más importante en el sur del país, con un rol protagónico en la edificación de la ciudad de Cuenca y la región, contribuyendo a que las familias alcancen una de sus principales aspiraciones: la consecución de la vivienda. De hecho, 7 de cada 10 viviendas de interés público y social, hoy, son financiadas por la Mutualista Azuay.
En el aniversario de la Mutualista Azuay, la celebración mayor no está solo en destacar su solvencia institucional y la exitosa historia de trabajo que ha incluido a varias generaciones de hombres y mujeres notables, sino en relievar la lucidez y el ahínco puesto por aquel grupo originario de cuencanos y cuencanas que pensaron con dignidad en un proyecto que favoreciera a las futuras generaciones, y que a la luz de los años se vuelve un ejemplo y muestra fehaciente de que con bases éticas y voluntad política sí se puede construir un proyecto de desarrollo sostenible, que nos llena de orgullo. (O)