Encuentro recuerda la obra de Luis Luna Tobar en Cuenca

Cuando Hernán Rodas se enteró que Luis Luna Tobar sería el nuevo arzobispo de Cuenca, los presagios no eran positivos. Se sabía que Luna Tobar celebraba en Quito los matrimonios suntuosos, por lo que se creía que no él no iba a ser un buen pastor.

Pero, entonces, una vez que llegó a Cuenca, el nuevo arzobispo enseguida se reunió con Hernán Rodas, que hoy es un reconocido artista y sacerdote, y cambió completamente la percepción que había.

La razón: visitó las comunidades del Azuay, resolvió problemas y, sobre todo, no dejaba solos a sus colegas.

Ese es una de los tantísimos recuerdos que llegaron en el encuentro que se realizó ayer, en el seminario San Luis, en memoria de los cien años del natalicio de Luis Luna Tobar.

Si bien el primer siglo del nacimiento de Luna Tobar se cumplen el 15 de diciembre de este año, las personas que lo conocieron optaron por hacer encuentros en torno a la figura del quiteño que fue el arzobispo de Cuenca entre 1981 y 2000.

El que se realizó ayer es el segundo de los encuentros que se llevarán a cabo cada mes, hasta diciembre, mes en que se finalizará con una celebración.

Un encuentro sobre el pasado

En la reunión, que además congregó a fundaciones dedicadas a ayudar a hombres y mujeres, tal y como lo hizo Luis Luna Tobar, se sacó a flote la memoria y la necesidad de impulsar la solidaridad y la defensa de los derechos de las personas.

Para ello, sacerdotes y laicos compartieron los recuerdos que vivieron con el monseñor de Cuenca a todos aquellos que pasaron por el seminario San Luis.

Asimismo se expusieron fotografías y libros en donde se pudo ver y leer al hombre que dejó una marca imborrable en Cuenca.  

“Monseñor Luna es uno de los hombres que ha dejado huella y memoria en el paso por el arzobispado de Cuenca. Él se dio cuenta de que el espacio de Cuenca y el tiempo de su arzobispado era un regalo, y para él era un espacio de encuentro para llenar de los valores profundamente humanos”, opinó Fernando Vega.

Vega, en su etapa como sacerdote, mantuvo un vínculo con monseñor, a pesar de que, como él mismo dice, fue un “cura complicado”. Esa relación le permitió conocerlo y decir que Luna Tobar tenía muy claro su objetivo y sabía hacer lo que se tenía que hacer.

Y precisamente esa fue la finalidad del encuentro: compartir los objetivos y la vida de un sacerdote que se jubiló en Cuenca tras un arzobispado enfocado en escuchar y ayudar, principalmente, a las personas más necesitadas de todos los ámbitos sociales.

“Todos tenemos que reconocer lo que hizo, y no solamente admirarnos, sino comprometernos para continuar con la obra, porque eso es lo que buscamos, no solo conocer datos históricos, sino decir yo también quiero caminar de esa forma, yo quiero hacer lo bueno que él hizo”, dijo monseñor Marcos Pérez Caicedo.

Cumplido con el segundo encuentro, los organizadores de los eventos se aprestan a preparar otro este mes, con único objetivo: compartir y promover la ayuda a las personas. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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