Soy creyente. Nací creyente. Mis padres, abuelos y mi pequeño entorno social fueron creyentes. Carecíamos de muchas comodidades, pero nos sentíamos bien, anclados en principios básicos, devotos de María y amigos de Jesús. El pueblito de Sígsig fue nuestra metrópolis, la palabra de los mayores nuestros códigos y sus decisiones valían más que las sentencias de la CSJ. Aprendimos que el trabajo genera bienestar e independencia. Supimos que la propiedad ajena se respeta y admira. Aprendimos que el trabajo y la paz generan bienestar y que los hogares y los pueblos se gobiernan con las normas que rigen a toda colectividad.
Antes de escribir estos renglones leo que en 2022: 4099 niñas, entre diez y catorce años, quedaron embarazadas por violación, repitiéndose un porcentaje de ultraje material y sicológico, en buena proporción, dentro de los mismos hogares. Estos datos que al menos sirvan para señalarnos en donde nos encontramos y hacia donde nos dirigimos.
El quince de octubre, en algo más de un mes, habremos elegido a quien estará al frente del gobierno de Ecuador hasta que termine el periodo, interrumpido, del presidente Lasso. Esto que debiese ser un proceso democrático normal, alegre y festivo, se ha tornado en un sí o no a la concordia y a la paz, a la unidad y al respeto a los derechos humanos, al presente y al futuro de Ecuador, porque desde hace ya bastante tiempo nos hemos ido resbalando por un despeñadero advertido, pero nunca tomado en serio.
Fui director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Laica, en Guayaquil. Allí tratamos de acercarnos a lo necesario e insustituible en la comunicación. Trasmitir el acercamiento a la verdad es un proceso con la decisión de encontrarla y estar preparado para limar asperezas y trasmitir la realidad de manera que pueda orientar, suscitar caminos para avanzar. La comunicación es un abrazo con la verdad.
Confieso que ya no veo la televisión, se ha convertido en una clase para cometer desafueros, en un programa para que los malhechores sepan que deben evitar, por donde ir. El bombardeo de los diversos informativos hace que la moral ciudadana decaiga porque todo está perdido y el mal sea una fuerza imposible de ser controlada. Yo estoy llegando a mi punto de partida, pero… la Patria queda. (O)