Para quienes nos preocupamos de nuestra vida y suerte y el desarrollo de nuestra sociedad y país, es mandato atender noticieros, que, de alguna manera, nos mantienen al día de circunstancias positivas y negativas de nuestra sociedad, sin embargo, es abrumadoramente superior y monstruosamente preocupante las malas noticias que superan con amplio rango a las escazas buenas, fugaces estrellas en el firmamento corrupto y narco criminal en el que estamos.
Entramos con pie derecho a una inusitada vorágine de violencia cruel y despiadada, que no mira ni por asomo la piedad. Las cárceles tomadas e incendiadas a lo largo y ancho del país, nos demuestran que todo el mecanismo de justicia con medidas sustitutivas y más habladurías, dejan sueltos y entregan reclusorios a forajidos con enorme poder derivado de la droga y su negocio dirigido tras las rejas. Se intuye que estos narcos no tuvieron ningún tipo de control penitenciario, cuando desarrollan cosas insólitas dentro de la cárcel, como estructuras de vigilancia en los techos, un estanque de tilapias y habitaciones con billares y luces que son antro de consumo de droga y licor a sus anchas, cuando no de sexo y prostitutas, volviendo la prisión cómoda y grata para delincuentes, que arman el zafarrancho cuando es movido Fito de su guarida y su poderosa narco organización, descubriendo arsenales increíbles de todo tipo de armas, incluso de alto calibre, explosivos etc. Desde blandas rejas de prisión 5 estrellas, se ordenan sicariatos, que convierten el Ecuador en un país de los más violentos del mundo. Y claro, el terror debe ser implantado y es entonces donde coches bomba estallan como cohetes de fiesta de pueblo en muchas de nuestras ciudades, especialmente costeras. Todos salimos a las calles con el Jesús en los labios. Los empresarios y gente de dinero bien habido de sus trabajos y empresas, son víctimas optimas que deben deambular con enormes seguridades y autos blindados, casi como si estuviésemos en guerra civil. Mientras tanto un enclenque y temeroso presidente, Lasso, no toma decisiones fuertes requeridas para grandes males que atravesamos. No ve el día en que pueda entregar el poder y retirarse. Mi pregunta es: ¿si no tiene valentía y capacidad, para que acepto ser presidente? Vemos indignados como entregaron a Villavicencio a sus verdugos y observamos el impresionante despliegue de seguridad de los candidatos vencedores que es algo que enferma. Sin embargo, creo que la seguridad de “Luchita” es solo una estrategia, pues ella es la única que está a salvo por que todos los maleantes encopetados y los del lumpen más espantoso, están de su lado. (O)