Aunque el organismo electoral decidió que la campaña electoral para la segunda vuelta será desde el 24 de septiembre al 12 de octubre, está activa en las redes sociales, incluso en los medios de comunicación a través de entrevistas a los candidatos. En este sentido, ¿por qué ciertos sectores políticos y sociales insisten en banalizar la importancia del voto? Desde la psicología política, expertos comentan sobre el rol que juegan las emociones al momento de decidir el voto en las urnas. Es claro, por los resultados anteriores que las emociones son más fuertes que las razones. Con mucho desasosiego escuchamos que, frente a escenarios inciertos, se llama a dejar en blanco la papeleta, a votar nulo o a votar por el menos malo.
Los factores sicológicos y emocionales que inciden en el comportamiento de los ciudadanos son difíciles de predecir porque influyen sentimientos negativos y positivos. Lo emocional entra en conflicto con lo racional. En este contexto, el papel de los medios y las redes sociales incide significativamente. Los factores racionales incluyen cuando un número menor de votantes analiza las propuestas de las candidaturas que compiten. Los factores emocionales salen a la luz cuando el votante conecta con el carisma. Una vez más el miedo y la ira serán los factores determinantes para decidir, como emociones poderosas por la cotidiana inseguridad en el país. Cuando estos son los sentimientos que nos impulsan a votar, la respuesta es la esperanza por un futuro diferente. El miedo a la desdolarización o al seremos como Venezuela intenta nuevamente ser el llamado a no votar por Luisa González, no es la primera vez que este discurso es liderado por los detractores del expresidente Correa. Por otro lado, el discurso indignante de que no podemos darle todo el poder político a quien ya tiene todo el poder económico, para evitar que voten por Daniel Noboa. Dos extremos de una campaña que pretende mover las fibras del miedo y la indignación. Todavía está por verse como se desenvuelven en la campaña y sobre todo en el debate. Confío en una ciudadanía que vote con conciencia y responsabilidad. (O)