Cómo estamos con la información

Eduardo Sánchez Sánchez

El mundo se globalizó y prima lo electrónico, lo raudo, lo veloz lo que se presta, además, para incluir lo falso y mentiroso, el engaño y hasta lo absurdo. Aún persiste en nuestra memoria el protagonismo de la radio en onda corta, las clásicas agencias noticiosas que enviaban información al gigante mundo, los periódicos que cumplían importante papel cuando la gente leía y, con avidez, lo que sucedía en lugares distantes. Pero hoy con el incremento de los vuelos y viajeros, más la globalizante tendencia de reducir todo y a todos, destruyendo identidad y generando adicción a las redes, la gente prefiere mirar fotografías antes que instruirse por la lectura y, por ende, aprender y practicar hasta la ortografía, ciencia ya en desuso para muchos ciudadanos.

Algunos mecanismos de comunicación ya son caducos, algunos han desaparecido, otros llegan y hasta existen los invasores de los espacios antes considerados privados. Por ello, no es extraño una mesa con seis u ocho comensales, cada uno de ellos, incrustado en la pantalla de su móvil, rompiéndose la comunicación elemental en todo ser vivo. De no ser así, las aves no fueran canoras o los animales no emplearían sonidos, hormonas, el croar las ranas, el balar las ovejas y cabras, el ulular el búho, el cantar las ballenas, el mugir los bueyes, el bramir del ciervo, el rugir el león, etc. Ya en las plantas se ha demostrado que poseen mecanismos químicos como feromonas para comunicarse en una compleja sociedad del mundo vegetal. En la rizosfera (a nivel de raíces) existe una gran comunicación química dirigida a plantas, insectos y aves.

La especie humana va perdiendo comunicación y ganando aislamiento, se teje historias y falacias, mentiras y engaños y la Política no es la excepción, generando expectativas y cuentos de inverosímil ejecutoria y, es en el tiempo de campaña, cuando a la gente se le engaña y siempre habrá mecanismos para convencer al ingenuo y, muy particularmente, a quien no se informa buscando la verdad. Por ello todavía se oferta construir un puente aun cuando no exista río. (O)