Cuenca tendrá a unos de sus hijos en el Mundial de Fútbol Sub-17, en Indonesia. Se trata del árbitro (asistente) local con escarapela FIFA, Andrés Tola. Él estará junto a su compatriota Augusto Aragón (central) y Ricardo Baren (asistente). El profesional azuayo ya alista maletas para emprender rumbo hasta suelo asiático.
El arbitraje en la familia Tola es una tradición y esta se mantiene gracias a Andrés, quien lleva más de 12 años en esta labor. Todos los triunfos y avances son dedicados hacia sus seres más cercanos, en especial a su padre Bolívar Tola, quien fue parte de esta actividad. Él obtuvo la escarapela FIFA en futsal.
A lo largo de la historia del referato provincial, varios personajes han dejado su sello, entre ellos: Jorge Orellana, Alfredo Rodas, Patricio Carpio, Fernando Tamayo, por citar algunos. En la actualidad se mantiene activo Luis Quiroz, juez central y con carné FIFA. Entre estos nombres ya se incluye a Andrés Tola de 32 años, quien busca que el nombre de su ciudad y del país quede lo más alto, como lo hicieron sus coterráneos.
Ser parte de la terna arbitral ecuatoriana que estará en la cita ecuménica es un reto de gran responsabilidad para Tola. Considera que la designación es un premio a su constancia y disciplina. Desde que conoció la noticia, él junto a sus compañeros no han dejado de prepararse y de actualizarse en varios temas del referato.
Estos días serán claves para el equipo tricolor puesto que en los primeros días de noviembre tendrá que viajar hasta Indonesia. Considera el juez azuayo, que el cambio de horario y la alimentación serán factores a considerar para evitar contratiempos.
“Este es mi cuarto año como juez FIFA. Han sido jornadas de trabajo, pero la motivación es la familia, gracias a ellos esta linda tradición continúa. Esto también se mantuvo con mis primos Álex Tola, Álex Marca y Edwin Bravo. En cuanto a los consejos, mi padre siempre me pide que la justicia prime en cada decisión”, detalla el asistente cuencano, quien ya ha tenido experiencia en justas internacionales como la Copa Libertadores y Sudamericana, Campeonatos Sudamericanos, entre otros.
Andrés también es licenciado en Cultura Física. Él da importancia al trabajo silencioso del árbitro como la alimentación, el trabajo físico y la aplicación de la teoría.
El deporte no ha sido una tarea complicada para el cuencano puesto que fue seleccionado de taekwondo, en el colegio (La Salle) y por un año estuvo como jugador de fútbol (defensa) en la misma institución educativa.
“El fútbol siempre ha estado cerca, pero más me interesaba ver como pitaba mi papi. El objetivo de estar en una cancha siempre fue hacer jugar y que las reglas se cumplan; no me llamó mucho la atención ser jugador”, añade el juez de línea.
El cuencano considera que el arbitraje le ha dejado momentos inolvidables. Los viajes y estar en diferentes canchas del país y del continente, ha sido su rutina en los últimos años. Por esta situación no dejó sus funciones como profesor de la Unidad Educativa Hermano Miguel La Salle.
Cada triunfo en su carrera también va dedicado hacia su familia. Andrés es casado y tienes tres hijos: Sahily, Ammy y Lionel.
Su entorno es la motivación y fuerza para entrar en la historia del arbitraje ecuatoriano. “La constancia hace que se llegue a buenos momentos”.