La situación no puede estar más clara, y al parecer no puede estar peor. El nuevo gobierno asume su mandato con un saldo de USD 184 millones en la Cuenta Única del Tesoro, monto risible, casi absurdo, en una economía cuya colosal deuda pública se ubica en los USD 63.000 millones, enfrenta atrasos y pagos pendientes por USD 2.800 millones y un déficit fiscal de más de USD 5.000 millones.
Sí, la economía ecuatoriana está en cuidados intensivos y, como procede en estos casos, la primera tarea consiste en estabilizar al paciente. Y al parecer, esta es la intención de la Ley Orgánica de Eficiencia Económica y Generación de Empleo que el presidente envió a la Asamblea Nacional. Una iniciativa que, más allá de las buenas intenciones, plantea algunos serios interrogantes.
En primer lugar, habrá que revisar la nada original idea de la amnistía tributaria (vamos por la séptima me parece), condonando intereses, multas y recargos a deudores tributarios. Medida que, si bien proyecta un ingreso de USD 820 millones, genera un impacto desastroso en la cultura tributaria, donde los grandes deudores (el mismo grupo Noboa entre ellos), siempre preferirán esperar la siguiente condonación a pagar sus impuestos cómo y cuando corresponde.
Además, en una economía donde el PGE se anticipa con un déficit del 6% del PIB (algo más de USD 6.000 millones), y en medio de importantes desafíos como la inseguridad, la desaceleración del crédito y la falta de liquidez en el sector productivo; no sé que tan buena idea resulte crear un agujero fiscal de semejantes proporciones, incrementado, además, por las exoneraciones de impuestos contempladas en el nuevo régimen de creación de Zonas Francas.
¿Qué la idea es reactivar la economía y generar empleo? De acuerdo, y probablemente se logre en el largo plazo. Sin embargo, en el aquí y el ahora, el país se encuentra en un estado crítico y la condonación de impuestos, así sin ninguna medida de compensación, podría provocar un coletazo importante antes de emprender la recuperación. O como dirían los abuelos, habrá que cuidar que la vaina no salga más cara que el machete… (O)