Expertos en vulcanología han considerado que la erupción del volcán en Islandia no tiene por qué acarrear riesgos para la población de la isla, aunque sí advirtieron del posible deterioro de la calidad del aire en varios kilómetros a la redonda como consecuencia de las emisiones de dióxido de azufre.
Se trata de una erupción «fisural» -no en un sólo cono- de unos tres kilómetros de largo en la península de Reykjanes, a unos cuatro kilómetros de la localidad de Grindavik, el municipio poblado más próximo al lugar donde se están produciendo las erupciones.
El vulcanólogo Raúl Pérez, del Instituto Geológico y Minero de España del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IGME-CSIC), aseguró que la erupción era «perfectamente previsible» y se extrañó de que no se hubiera producido con anterioridad, «porque parecía inminente» desde hacía varias semanas.
En declaraciones a EFE, Raúl Pérez explicó que se trata de una erupción «efusiva, no explosiva» que no se localiza en un solo punto o cono y precisó que es muy difícil prever durante cuánto tiempo se va a prolongar debido a la gran cantidad de magma que se ha acumulado en el subsuelo.
No existe, a su juicio, un peligro inminente para la población si se toman las medidas de protección adecuadas, ya que la propia topografía del terreno hace que sea muy previsible el camino que van a seguir las coladas de lava.
El vulcanólogo señaló que no es previsible que existan riesgos importantes para la población, aunque sí un empeoramiento de la calidad del aire en varios kilómetros a la redonda, por lo que incidió en la importancia de no tratar de acercarse a esa zona.
El Instituto de Geociencias (IGEO) dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha abierto un hilo en la red social X en la que explica con detalle lo que está ocurriendo en Islandia y algunas curiosidades sobre la forma en que ha entrado en erupción.
Aclara, por ejemplo, por qué han aparecido pequeñas fisuras que están «desconectadas» de la fisura principal, y sus expertos han detallado que la fractura que se ha generado en la superficie «resuelve el estado de esfuerzos» y genera cierta expansión dentro de la zona de la falla.
Se trata, según este centro de investigación, de una erupción fisural «de libro», y ha mostrado las imágenes en las que se aprecia cómo se va abriendo esa fisura sobre el terreno hasta completar una rotura de casi 4 kilómetros de longitud.
El sismólogo Itahiza Domínguez, del Instituto Geográfico Nacional en el Centro Geofísico de Canarias, observó también que las grandes coladas de lava que está ocasionando el volcán estarán «gobernadas» por la propia topografía de la zona.
En declaraciones al Science Media Center España (SMC), una oficina independiente que recopila recursos científicos y tecnológicos, dijo que el proceso «preeruptivo» ha sido peculiar y se habían activado las alarmas el 11 de noviembre con una deformación muy rápida y una sismicidad intensa, lo que hacía pensar que la erupción sería inminente.
Señaló también que los mayores peligros de esta erupción podrían ser las coladas de lava que afecten a algunas infraestructuras o edificios, además de las emisiones de dióxido de azufre, que en función de los vientos podrían afectar a zonas afectadas, aunque insistió en que es pronto para asegurarlo y que dependerá de la evolución de la erupción y de su duración.
No es, a su juicio, una erupción que vaya a generar grandes cantidades de ceniza como hizo la del Eyjafjallajökull en 2010, ya que en aquella ocasión la erupción fue bajo un glaciar y el agua ayudó a aumentar la explosividad de la erupción. EFE