Siendo la TOLERANCIA: el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que sean diferentes de las nuestras; hoy esta tolerancia está siendo abusada o mal interpretada.
En efecto, toleramos y hasta aupamos que el prójimo tenga animales domésticos como perros, pero también que calles y parques estén llenos de estiércol. Toleramos que gente que necesita ganarse el pan de cada día comercialicen productos, pero también que muchas veredas e incluso vías estén repletas de vendedoras. Toleramos que se utilicen motocicletas para el transporte, pero también que sin permiso trasladen 2 y hasta 3 personas y que no respeten las normas de tránsito. Toleramos que policías aprehendan a malos ciudadanos, pero también que otros personajes de inmediato les den libertad. Toleramos que turistas visiten Cuenca, pero también que nefastos agentes soliciten pagos para dejarlos entrar a la ciudad. Toleramos variedad de comidas y de restaurantes, pero también que en algunos de estos alimenten en sus cocinas a roedores y afines.
Y, con tanta tolerancia malentendida; hemos llegado al colmo de identificarla como que casi normal, que siempre se da y por ende no es de extrañar, resultando que: la delincuencia siga apoderándose de Cuenca, que la prostitución se tome algunas calles de la ciudad, que hay que coimear a los agentes de tránsito, que sacar los turnos para medicina en los hospitales sea un calvario, que escuchar justificaciones de nuestros gobiernos de incumplimientos porque dicen que no sabían que no había dinero, y sobre todo, que algunas o muchas autoridades regionales y nacionales nos sigan engañando, porque así ha sido, hemos “aguantado” siempre, y sobre todo los cuencanos que antes lanzaban el grito al cielo, hoy como que somos tolerantes de nuestra desidia y quemeimportismo.
Este año 2024, comencemos por cambiar, tolerando lo que es justo y racional y siendo intolerantes y rebeldes ante la injusticia y el abandono a Cuenca y al Azuay. ¡INICIEMOS POR CAMBIAR NOSOTROS! (O)