Entre 1998 y 1999, las páginas de diario El Mercurio ya contaban sobre la grave crisis económica y social que vivía Ecuador. Lo que no se contaba ni se sabía era que el país se encaminaba a un cambio de moneda que, en los primeros días del siglo XXI, provocaría, una vez más, la expulsión de un presidente y la salida masiva de ecuatorianos hacia Estados Unidos y España.
Ecuador, a finales de la década del noventa, vivía una situación complejísima. El 44,8% de las familias ecuatorianas vivía sumida en la pobreza. Día a día, en este medio, se narraban las tristes experiencias que estaban viviendo los cuencanos y la población de todas las provincias.
La crisis se agravaría cuando el 8 de marzo de 1999, el presidente de ese entonces, Jamil Mahuad, congeló los ahorros de la población por 24 horas. Es decir: los ahorristas no podían sacar su dinero de los bancos. La medida, que se conoció como el Feriado Bancario, tuvo como objetivo mantener la estabilidad de la banca que ya estaba quebrada.
Lo que empezó como una medida de horas se extendió por un año. Lo que sucedió después fueron huelgas, más pobreza, migración y una serie de noticias nada alentadoras para los ecuatorianos.
“Los rumores que circularon entre las personas agrupadas en las puertas de los bancos fueron desde la quiebra de las entidades hasta la incautación del dinero de los clientes, pasando por la intervención del Estado en el sistema financiero”, se escribió en El Mercurio el 9 de marzo de 1999.
Un día antes, los cuencanos vieron los cerrados aquellos bancos en los que habían confiado sus ahorros y sus inversiones. El dolor que dejaba la difícil economía ecuatoriana recién empezaba.
Hacia la dolarización
Para los primeros días del año 2000 las malas noticias y, sobre todo, la incertidumbre, rondaron entre las familias. Ya se había anunciado el cambio inminente de moneda: del Sucre al Dólar. Sin embargo las preguntas que se hacían eran: ¿cuándo iba a suceder el cambio? Y ¿qué tipo de cambio se iba a establecer?
Ambas preguntas se respondieron el 9 de enero del 2000, a través de cadena nacional: Mahuad informó a los ecuatorianos que el país entraba en el proceso de dolarización y que el tipo de cambio era de un dólar por 25,000 sucres.
Antes del anuncio, en el Ecuador se había desencadenado una especulación de los productos básicos y una subida de los precios de distintos objetos. Por ejemplo, a finales de 1999, Cuenca terminó en la lista de las ciudades más caras de Ecuador.
De acuerdo a publicación de El Mercurio en los primeros días de enero del siglo XXI, los productos que más subieron fueron: las medicinas, los periódicos, los zapatos de cuero, el pan, el alquiler, el arroz, la carne de res, la pasta de dientes y las planillas de teléfono.
Con los incrementos, la inflación en Ecuador alcanzó en diciembre de 1999 el 60,7%. Mientras que la canasta familiar básica llegó a costar 3,990.099 sucres, cuando el ingreso mensual de una familia con cinco miembros era de 1,785.759 sucres.
Entonces las huelgas se vieron en las calles. Los transportistas suspendieron sus servicios. Los estudiantes se unieron al reclamo. Y en medio de tanto rechazo llegó lo que no se sabía: el anuncio de la dolarización.
El 9 de enero del 2000 quedó marcada como la fecha en el que Ecuador se convertía en el primer país de Latinoamérica en adoptar al dólar como su moneda oficial. Ese día también sería conocido como el fin del gobierno de Mahuad.
Empieza el proceso
Hasta el 22 de enero estuvo el presidente en sus funciones, ya que un día antes fue derrocado por las Fuerzas Armadas.
A partir del derrocamiento y de la instauración del dólar continuó la inestabilidad, principalmente económica, entre la población de Ecuador. Solo en Cuenca, tras el inicio de la dolarización, los precios continuaron subiendo.
“Desde el anuncio de la dolarización, los productores han reajustado los precios, para ponerlos al nivel de la cotización, es decir 25.000 sucres”, reza un texto publicado en El Mercurio, cuyo título fue: “Elevación incontrolable de precios en Cuenca”.
En los siguientes días, El Mercurio continuó publicando largas notas que ocupaban todas sus secciones. En los textos se explicaba cómo iba a ser la dolarización, cómo iban a ser los cambios, quiénes se beneficiaban, quienes perdían.
Tales procesos fueron lentos y dolorosos para las familias ecuatorianas, quienes continuaron dejando a un país que terminó un siglo y comenzó otro bajo una crisis económica y social. (I)