En Ecuador, la tasa de matrícula universitaria, en términos generales, bordea el 30 % y la de deserción el 48 %. Esto quiere decir que solo el 15 % de ciudadanos recibirían una adecuada formación política y ciudadana en las universidades o institutos de educación superior, en caso de que lo hicieran, cosa que está en discusión. Así que tenemos una ciudadanía escolar y colegial que no está formada en términos políticos, lo que explica la política que padecemos, y la necesidad y obligación del sistema democrático de formar a sus docentes en la etapa de formación inicial, cosa que tampoco se hace. La formación política no puede ser confundida con la ciencia política, ni con la cívica, ni con la historia, pues posee sus propias preguntas y tareas (Lobatón-Patiño). La formación política tiene que ver con la discusión sobre cómo educar para la ciudadanía democrática y desarrollar en las personas la creencia en el ideal democrático y su puesta en práctica (Cox y otros). Se trata de un proceso de aprendizaje en donde los ciudadanos desarrollan conocimientos, actitudes, comportamientos y formas de interacción basadas en el respeto, la equidad y la inclusión (Quiroz y Echavarría), algo que debe iniciar en la educación de las y los docentes que a su vez educan a la sociedad. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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