Robos que marcaron a Cuenca

Hubo un tiempo en el que Cuenca era un ciudad tranquila. Basta con preguntar a nuestros mayores para entender cómo era el ambiente cuencano en una gran parte del siglo XX. Sin embargo, en los noventa, y principalmente con la llegada del nuevo milenio, la tranquilidad que se vivía se vio interrumpida por distintos actos delictivos.

Diario El Mercurio, a través de su periódico, recogió aquellos hechos que marcaron a la ciudad. Robos, hurtos, asaltos, y muertos y heridos en medio de los sucesos vandálicos, ocurrieron en Cuenca. 

Por ejemplo: ¿sabía usted que en diciembre de 1990, en el templo de María Auxiliadora, se sustrajeron dos coronas y un cetro de oro?

Las dos coronas, valoradas en 250 millones de sucres, pertenecían al Niño y a la Virgen de María Auxiliadora, quien había sido coronada el 7 de diciembre de 1950 en Cuenca.

De acuerdo a una publicación en este medio, tres días después de la sustracción, personas no identificadas posiblemente ingresaron por la terraza del templo para llevarse las coronas y el cetro que solo se ubicaban con las imágenes religiosas cada 8 de diciembre, por ser el día de la Virgen.

En esa misma década ocurrió otro hecho que nunca antes se había registrado en su magnitud. El 16 de agosto de 1997, cinco personas, con metralletas, asaltaron la joyería Guillermo Vázquez, en Centro Histórico de Cuenca.

El suceso comenzó cuando propietarios de la joyería retornaron de un viaje con dos maletines, en cuyo interior había joyas. Al salir del aeropuerto tomaron un vehículo que los llevó hasta la calle Gran Colombia. Cerca de allí, una camioneta de doble cabina se parqueó.

Cuando los propietarios ingresaron a la joyería, dos delincuentes interrumpieron el local y tomaron los maletines. En ese momento, el guardia hizo disparó al aire, fue entonces cuando comenzó una balacera que dejó cuatro heridos (uno de ellos era parte del grupo delincuencial).

Con los maletines en mano y con el delincuente malherido, la camioneta de doble cabina salió disparada del lugar, sin saber que Patricio Saquicela, fotoperiodista de El Mercurio, que en ese momento había estado en el sitio cumpliendo con diligencias ajenas a su trabajo, fotografió a los delincuentes y a la camioneta.

La fotografía, que se publicaría al siguiente día, en la edición del 17 de agosto de 1997, ayudó en el proceso de investigación del hecho.

El mayor robo de la historia de Cuenca

Las tasas de violencia y robos siempre tienen picos. En el caso de Cuenca, el 2010 fue un año complejo en cuanto a inseguridad se refiere, ya que, a más de producirse el considerado mayor robo de la historia, también hubo otros hechos violentos.

Robos en locales comerciales, víctimas de “sacapintas”, asesinatos fueron parte de las noticias del 2010.

“Contrariamente a lo que las autoridades consideran que la inseguridad es solo una percepción o que los actos delictivos son aislados, los hechos evidencian cosa diferente”, se escribió en El Mercurio.

Como si fueran poca cosa los hechos mencionados, la madrugada del 5 de abril se registraría un suceso inaudito: el robo en el Monte de Piedad del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Más de un millón y medio de dólares en joyas se sustrajeron delincuentes luego de perforar tres paredes y romper el metal de la bóveda. El robo fue calificado de inconcebible porque el sitio contaba con sensores ocultos, alarma y cámaras que pudieron haber advertido del hecho.

Sin embargo nunca se llegó a identificar a los malhechores y mucho peor la táctica usada para ingresar sin ser vistos ni escuchados. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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