Del Carnaval a la Cuaresma

“Carnen lavare” significa “quitar la carne”. El Carnaval es una fiesta que precede a la cuaresma y constituye una celebración en la que todo está permitido y por ello, para proteger el buen nombre de los celebrantes, se usa una máscara o un antifaz. Los bailes, la música, la comida y la bebida son elementos protagónicos en esta fiesta. Entre los más famosos están el Carnaval de Venecia, el Mardi Grass de Nueva Orleans y el Carnaval carioca de Río de Janeiro.

Luego de los excesos, en todas sus manifestaciones, en nuestro Carnaval ecuatoriano, la preparación del “motepata” acompañado de los más diversos dulces como el de higos, de membrillo, la cocada, el manjar, el babaco y el “puchaperro” –una suma de capulí y durazno- llenan la mesa de esta celebración popular. La fiesta de “Carnestolendas” concluye con el miércoles de Ceniza que da inicio a la Cuar4esma. Don Carnal hace su arribo en la fiesta de las aguas y de los sabores para conminar el sentido del gusto en su más elevada manifestación: la gula, en tanto, Doña Cuaresma destaca la moderación, la abstinencia de la carne y la limitación de la comida y de la bebida, expresadas en el ayuno.

Desde el desenfreno carnavalesco, sobrevendrá el ascetismo y la oración, para allanar el camino que nos conduzca al Viernes Santo, día de recordación de la muerte de Cristo en la Cruz. Como el “motepata” en el Carnaval, la “fanesca” será la expresión gastronómica más conocida en la Semana Santa que, al estar guisada con doce ingredientes, representa a los doce apóstoles que acompañaron a Jesús en el Calvario. Dos fiestas, dos celebraciones, dos gastronomías que marcan esta época del calendario religioso y cultural. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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