Andan desesperados los obsecuentes al fugitivo y recién estrenado “campanero” de Bélgica. Me atrevería a decir que están viviendo su peor momento desde el alumbramiento de la banda delictiva en el 2006. La jugada desdeñable para manipular el COIP y salvar lo que queda de su jefe prófugo y sus panas corruptos para que no cumplan sus sentencias, los está hundiendo más rápido que el Titanic. Muy pronto serán un puñado de náufragos… sin botes salvavidas.
China, Venezuela y Cuba, entre otros países, forman parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los correístas aspiran a que, si este comité resuelve que un delincuente de cuello blanco es santo e inmaculado, revisará su sentencia. Juzgue usted, querido lector, si esto es sapada o una estupidez. El Consejo de DD.HH. que vela sólo por el “bienestar” de corruptos y malhechores debe desaparecer. Si fuese verídico, como sostienen algunos, que la pobreza es un factor terminante para que alguien se convierta en un criminal, no existirían los delincuentes de cuello blanco.
El campanero tiene dos órdenes de captura en Ecuador y más de 40 investigaciones por corrupción. Los EE.UU. investiga su vínculo con el lavado de dinero, y en el caso Metástasis, de acuerdo a las pruebas que tiene la Fiscalía, es irrebatible su conexión con el narcotráfico. En sus videos luce frustrado y agotado. Parece que estamos presenciando la agonía del pastor y la próxima extinción de su rebaño. Se está cumpliendo con algunos miembros de esta pandilla aquel viejo refrán de que “no hay crimen perfecto”.
Por otra parte, Glas es un cadáver político. Ya no es aquel líder que salió de la cárcel luciendo el cutis planchado en medio de vítores y abrazos. Es una sombra de lo que fue. Una sombra que deambula por los pasillos de una embajada cómplice. La canciller expresó que el gobierno no está dispuesto a darle un salvoconducto para que huya del país. Qué así sea.
El correísmo enfrenta otro problema al no contar con líderes inteligentes que difundan discursos convincentes. Pabón, Aguiñaga y más sumisos envían mensajes tibios respaldando las posturas de su jefe. Ya no salen a defenderlo, como antes, a capa y espada. En medio de esta coyuntura, se avista una tercera pérdida consecutiva de la RC5 en las elecciones presidenciales del año entrante. Es que, sin Correa, no hay correísmo.
Hasta entonces, aparte de camarón, banano, cacao y flores, podríamos exportar tranquilamente borregos. De esos, todavía hay bastantes. (O)