La primera condición de la libertad y de la autonomía es la reflexión. Kant, diría la reflexión es el presupuesto para alcanzar la mayoría de edad y llegar a la ilustración. La reflexión nos saca del infantilismo al cual nos condena la satisfacción inmediata de las pulsiones consumistas, y por lo tanto es un antídoto al neoliberalismo. La reflexión es un puente entre la potencia y el acto, considerando todas las consecuencias posibles que se deriven de esa acción, en otras palabras, la reflexión permite construir conciencia. Al hacer esa simple pausa de lucidez, la reflexión no solo considera las consecuencias en abstracto, sino la realidad de los otros y de un tiempo y circunstancias compartidas, que nos implican y complican. La reflexión es en sí misma una pausa ética que orienta nuestra acción en el mundo, y por ello también contribuye a la democracia, pues estamos hablando de que una persona reflexiva actúa como un ciudadano consistente que seguramente contribuirá a generar, en la medida de sus posibilidades, un ambiente sano para ser y estar con los otros. ¿Y si todos reflexionáramos? (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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