Un poco antes de que el último de los ecuatorianos abandone el país (43% dice así desearlo) y apague la luz, el señor Noboa ya sin el maquillaje de “joven político” que dijo estar cansado de las “viejas prácticas” de “los políticos de siempre” que han llevado a la ruina del país, recurre a una de las maniobras más antiguas de despojo de un pueblo como es el saqueo de sus recursos naturales, sin importar el altísimo precio que eso significa para la vida de sus habitantes y el medio ambiente; aunque, con una diferencia, es la primera vez en la historia latinoamericana que un mandatario con total desfachatez y desvergüenza ofrece un país en “bandeja de oro” a las grandes corporaciones mineras como lo acaba de hacer “Nobita”, digno heredero de los intereses de los grupos oligárquicos que ni siquiera son capaces de cancelar las deudas pendientes con el fisco, como es el caso de la familia del señor que habita estos días en Carondelet. La decisión del gobierno de avanzar de manera acelerada la minería metálica al más puro estilo colonial, mediante la apertura de los catastros mineros para las subastas y concesiones mineras, no hará más que ahondar las profundas brechas sociales que vivimos, pues como dijo el poeta y novelista español Nicolás Ruíz, quien no conoce la historia, está condenado a repetirla. (O)
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