Existe creciente preocupación en la población por el incremento de ratas, llegando hasta la “musofobia” o pánico patológico a estos animales. Este aumento va paralelo con el crecimiento poblacional, pero también con las malas condiciones higiénicas y el inadecuado control de las basuras, teniendo que ver mucho los gobiernos locales y la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA).
Este problema se deriva, además, porque las ratas son increíblemente aumentadoras, una sola pareja tiene la capacidad de producir 15.000 descendientes al año (New York Times, 2024). Esta capacidad de reproducirse conlleva a que autoridades de Nueva York se encuentren empeñadas en, al menos, disminuir la población, siendo más de 3 millones. Ante esta situación, algunas ciudades de EE. UU. se encuentran utilizando sustancias esterilizantes que se depositan en alimentos para las ratas, dando algunos resultados a evaluarse.
En nuestra ciudad, esta proliferación tiene mucho que ver con las malas condiciones higiénicas en la preparación y expendio de alimentos, inadecuada disposición de basuras, uso improcedente de contenedores y la presencia de perros callejeros que destruyen, sobre todo, las fundas de basura. Lo mencionado induce a ser responsables de nuestros actos y con nuestra salud, recordando que la pobreza no es sinónimo de suciedad y desorden.
Pero, también estamos ante una avalancha de “ratas humanas”, que, ojalá se encuentren sustancias esterilizantes para que no se incrementen, ratas que han estado soterradamente consumiendo al pueblo ecuatoriano, pero que no se mostraban, hasta que apareció la Fiscal con un excelente equipo de colaboradores, que al menos, están descubriendo sus atrocidades y guaridas. Ratas que han llegado a matar a seres humanos y que están generando cada vez más “musofobia”, al colmo, que los ecuatorianos tenemos miedo de salir por las noches, y, sobre todo, andar solos porque la plaga parece que crece.
Es la hora de que hagamos fuerza común para luchar contra estas plagas, pero, unidos y con objetivos específicos, para no dejarnos engatusar por seres malévolos y con intereses rateros. (O)