El deshielo en el Chimborazo no se detiene. Hay senderos a la cumbre que lucen agrietados. Hay zonas de valles glaciares con hundimientos peligro- sos. En otros puntos, en cambio, el hielo de las nevadas forma avalanchas. “Las ‘lenguas de hielo’ han retrocedido”, dice Gonzalo Cruz, uno de los andinistas más experimentados del Chimborazo.
Los cambios climáticos son evidentes. Uno de los efectos más visibles son las altas temperaturas en todas las ciudades del país, pero que ocasionan la pérdida del hielo en los glaciares. El retroceso de los glaciares es un fenómeno natural y su impacto ha sido evidente en los últimos 20 años.
“Cada vez hay zonas más frágiles por donde se transita y el deshielo avanza pronto. El mayor peligro de los deshielos es que nuestros páramos comiencen a secarse y comienza a sentirse el desabastecimiento de agua en algunos sitios”, reflexiona Cruz.
Según el registro del El Ministerio del Agua, Ambiente y Transición Ecológica (MAATE), Ecuador tiene siete glaciares: Antisana, Cayambe, Ilinizas (norte y sur), Cotopaxi, Chimborazo, El Altar y el Carihuayrazo, ubicados en los cráteres volcánicos. Estos están afectados directamente por el cambio climático.
Bolívar Cáceres, del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explica que una de las amenazas inminente es el incremento de la temperatura ambiente. El aumento de la temperatura, según Cáceres, ha sido continuo y se estima que el patrón seguirá en los próximos 12 años. El aumento de 1,5 grados de temperatura es una proyección alarmante.
Y los registros de temperatura en el Inamhi confirman las cifras. Por ejemplo, en Guayaquil, el 16 de marzo, se registraron 35,8 grados centígrados de temperatura y fue una de las más altas en 30 años. La última vez que se registró esa temperatura fue en 1993. “En las provincias de la Sierra también ha sido evidente las altas temperaturas”, explica Cáceres.
Uno de los glaciares que tiene informes con evidencias del deshielo es el Carihuairazo. Durante 30 años se ha ido midiendo la reducción del hielo. Según las cifras técnicas, en 1956 se alcanzaba aproximadamente 0,33 kilómetros de su superficie con hielo. Ahora se calcula que solo serían unos 420 metros cubiertos de hielo.
El Carihuairazo, volcán situado en el flanco noroccidental de la Reserva del Chimborazo, sirve para el abastecimiento de agua para consumo humano y para el sector agrícola. Sin embargo, con el deshielo hay una amenaza de disminución de agua en los puntos de captación. Desde el MAATE se detalla que el programa Socio Páramo resguarda 1352 hectáreas.
Tanto el Inhami como el Ministerio del Ambiente tienen previsto impulsar una campaña para motivar a los ciudadanos en el cuidado de los páramos y de las fuentes de agua de abastecimiento. Cáceres agrega que es urgente promover políticas de prevención ante un riesgo evidente por el cambio climático.
El Ministerio confía en aumentar el monitoreo
Desde el MAATE se impulsa el Programa Glaciares Ecuador desde 1997 y se ha trabajado en cooperación con el Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo. A través de esta articulación se realizan estudios de investigación sobre los Glaciares ecuatorianos.
Como parte de este plan de monitoreo se cuenta con una estación meteorológica automática que permite obtener información en los Andes tropicales. Son parte de este plan de vigilancia el Glaciar 15 del Antisana.
En estos estudios se determinó que el Carihuayrazo, uno de los glaciares del país, se ha visto afectado en un 96%. Asimismo, en el caso de los Ilinizas el deshielo ha sido notorio. Todos los informes técnicos de los últimos años han servido para investigaciones académicas y que han planteado soluciones a los problemas ambientales del país.