Roban, asaltan, hurtan;
estafan, sustraen, extorsionan;
asechan, hostigan, intimidan.
Raptan, capturan, abusan;
violan, violentan, corrompen;
dañan, destruyen, deshonran.
Desaparecen, desfalcan, blanquean;
esconden, encubren, tapiñan;
falsifican, infiltran, desvían.
Amenazan, arrinconan, despojan;
vacunan, asfixian, coiman;
atacan, embisten, lastiman.
Traicionan, deshonran, calumnian;
desprestigian, desacreditan, injurian;
corrompen, roen, sonríen…
Persiguen, acorralan, capturan;
juzgan, sentencian, castigan;
encubren, engañan, festejan…
Se esconden, se escabullen, se escapan;
discuten, se pelean, se condenan;
se enojan, se delatan, se entregan.
Se buscan, se acolitan, se aúpan;
se parten, se reparten, se comparten;
se acusan, se excusan, se recusan…
Por las calles de mi país el aire huele pesado, cargado, fastidiado, saturado, colmado, abarrotado, atiborrado, atestado; el aire huele oscuro, tenebroso, lóbrego, sombrío; huele a miedo, temor, zozobra, ansiedad, desasosiego…
Por las calles de mi país la impunidad campea; delincuencia, corrupción, transgresión, agresión y violencia convocan la suma de todas las distopias que pretendimos sortear, esas distopias que pretendimos evitar, aquellas distopias que nos retan para empuñar la pluma de la historia y escribir, desde nuestras propias realidades las páginas nuevas en que resurja el tricolor nacional.
Somos un país joven y diverso, nuestra historia se escribe sobre la intersección de nuestras identidades; sobre el esfuerzo con que caminamos en el día a día la ilusión de hacer camino al andar; pero un camino de paz, prosperidad y solidaridad, un camino para recorrerlo juntos… (O)