Construyendo

Andrés Ugalde Vázquez

Es solo una idea: Cuenca, nuestra vibrante ciudad, posee un sector de la construcción que destaca como uno de los más activos del país. Sector que, pese a edificar casi un millón y medio de metros cuadrados anuales en vivienda, naves industriales y obras de infraestructura, no ha recibido la atención adecuada.
Es importante que los actores sociales, especialmente el sector financiero tradicional y el cooperativismo, presten más atención y respondan con un plan estratégico para aprovechar esta oportunidad de expansión inmobiliaria, que seguramente crecerá. ¿Cómo hacerlo? Sin ser experto en el sector inmobiliario, parece lógico incluir proyectos como complejos turísticos, infraestructura industrial y programas de densificación urbana y repoblamiento de áreas patrimoniales que detenga el crecimiento de la mancha urbana sobre las fronteras agrícolas y ambientales.
Además, gran parte de la demanda inmobiliaria proviene de ciudadanos de Estados Unidos y Europa, generalmente retirados con excelentes pensiones, que buscan en los tranquilos campos de nuestro país, una opción para retirarse con buena calidad de vida. Entonces, ¿por qué estas inversiones deberían ser financiadas por bancos extranjeros en lugar de créditos inmobiliarios contratados en nuestro propio país? Esto, además, permitirá gestionar los efectos sociales, como el encarecimiento del suelo y la expansión urbana descontrolada sobre los terrenos agrícolas circundantes.
Finalmente, no podemos olvidar la intervención del Municipio y el gobierno territorial para asegurar que este proceso se realice siempre pensando en que el ciudadano sea el principal beneficiado. Cuenca no debería tener problemas habitacionales: con más de 150,000 predios disponibles para algo más de 600,000 ciudadanos (un promedio de un predio para cada cuatro personas), la ciudad debería ser capaz de garantizar a cada habitante un espacio digno y adecuado. ¿Por qué no es así? Porque la gran concentración de propiedades en pocas manos relega a muchos a viviendas arrendadas (a cualquier precio, pues no existe control de inquilinato), a menudo en condiciones de hacinamiento.
La combinación de empresa privada, empresarios experimentados y un municipio comprometido es esencial para transformar el sector de la construcción, actualmente un drama social, en un motor de desarrollo, belleza y progreso para la Cuenca del futuro. La de nuestros hijos… (O)