No sé presidente, si le refieran comunicaciones a usted dirigidas. Una respuesta es mucho
pedir, en estas horas. En todo caso, nada se pierde; lo hago en El Mercurio, diario de mayor
antigüedad que nosotros dos. Ecuador en estas horas es un enfermo muy grave, con
diagnósticos preocupantes. Henri Kronfle, presidente de la Asamblea, declara que: “Estamos
cansados, preocupados y desesperados por lo que está pasando en el país”. Me apena y me
duele demasiado coincidir con el presidente de la Asamblea, porque, literalmente, eso y algo
más sentimos los de a pie, desde hace mucho rato y, lo peor, no sabemos hasta cuándo.
En las circunstancias descritas quisiéramos saber: ¿cuál es la preocupación y angustia de
Daniel Noboa A.? Nos gustaría oír de sus labios que frente a extremos males usted busca
extremos remedios, porque reconoce que el timón de la barca del estado está en sus manos,
y que a usted, junto a su equipo de soñadores de un mejor Ecuador, que debe tenerlo, le
toca capear el temporal que nos agobia, lastima y coloca en peligro de una irreparable
tragedia.
Unas preguntas, presidente, cuyas respuestas puedo anticiparlas: ¡Claro que sí, esa es mi
responsabilidad!, nos dirá. ¿AMA AL ECUADOR, presidente? ¿Está dispuesto a dar su vida por
la seguridad, por el presente y futuro de la patria? ¿Qué le preocupa más en “el hoy de cada
día” que vivimos?
Divaguemos. Inmerecidamente, presidente de Ecuador soy yo: dgst. Tengo un vicepresidente
mal escogido, temo por una zancadilla si lo regreso del lugar a donde le envié. En febrero del
2025 se elegirá al nuevo presidente de Ecuador. Para terciar yo como candidato debo
encargar la presidencia y desentenderme del Ecuador que tanto quiero. Anoche decidí no
presentar mi candidatura y buscar a una persona idónea que me reemplace. Ya habrá
tiempo para reelecciones (para usted sí, para mí: ya no). Mi decisión está acorde con mis
convicciones: primero la patria, después mis anhelos. Ecuador necesita: seguridad, paz,
buena educación en los centros de formación, continuidad en este corto gobierno, lucha
anticorrupción, destierro de alianzas suicidas. Necesitamos volver al imperio de la sensatez,
del respeto a las sanas costumbres y tradiciones, de vigencia del honor y a la aniquilación de
grupos emparentados con las mafias y el vandalismo. El presente le necesita, Presidente.
Coincido con Simón Pachano en ‘Para evitar el terremoto.´ (O)