Partidos y movimientos políticos, por cuenta propia o aliándose, están en pleno ajetreo con el fin de buscar a sus potenciales candidatos a la Presidencia de la República.
El tiempo electoral se les viene encima. Según el Código de la Democracia están cerca las primarias, procesos internos de los cuales saldrán los aspirantes.
Hasta el momento se conoce alrededor de siete precandidatos. El actual presidente Daniel Noboa es el uno.
Entre ellos están “viejos” políticos; excandidatos a la Vicepresidencia y a la Presidencia incluso; dirigentes de organizaciones sociales y hasta un exgeneral de la Policía Nacional.
Las sorpresas no faltan. Una candidata, en otros tiempos también a diferentes dignidades por diversas organizaciones políticas – a la Vicepresidencia hace un año -, ahora da un giro de casi 360 grados y asoma en representación de un partido cuya vida jurídica estuvo a punto de desaparecer.
Otro casi seguro candidato, finalmente optó por dar un paso al costado, dejando al partido al cual representó en las pasadas elecciones casi sin mayor margen de maniobra para conseguir a su reemplazo.
Dentro del Gobierno la situación no luce tan clara, considerando la disputa entre el Presidente candidato y su Vicepresidenta a la cual debe encargar el poder. Si bien es impredecible el desenlace, ahora en manos de la justicia, el tiempo dirá si le pasa factura en las urnas.
En torno a la otra fuerza electoral, el libreto es conocido: el candidato será impuesto por su líder.
Las organizaciones políticas tienen el compromiso ético y cívico de proponer candidatos dignos del cargo al cual aspiran, sobre todo demostrando planes de trabajo ajustados a la realidad del país, a la crisis social, económica y de seguridad, insubsanables hasta el momento, pese a los esfuerzos. La retórica de siempre ya no cabe.
Con seguridad, serán muchos los candidatos. Unos con opción real; otros para la foto o para actuar como chimbadores. El tiempo lo dirá.