En este mes dedicado al padre, las meditaciones, los recuerdos y
pensamientos acuden congregándose en mi alma, frente a mí, se
aglomeran los espectros de mis noches lejanas de niño, disipándose
después como las nubes en el horizonte que el viento desmadeja y las
deposita en los rincones de mi aposento.
Mes de junio, en mi habitación siento su presencia como un espíritu
encantado que aplaca mi alma, porque lo mecen los rayos del sol y hace
que mi corazón no sufra, porque es prisionero de las vicisitudes del tiempo.
Querido papá, deseo que hayas encontrado la paz, en tu corazón y en tu
alma. Desearía saber cómo estás y dónde estás. ¿Estás en el bosque de tus
sueños o en la cúspide de tus pensamientos?, ¿te hallas en la cima de
aquella montaña donde todos los sueños se plasman en una visión, y todos
los pensamientos en una sola ambición?. Tu muerte me afectó
profundamente, sé que has alcanzado tu meta y que has trascendido los
motivos de mi lamento, sé todo esto; y, aun así, es curioso que ese
conocimiento no pueda aliviar mi aflicción, ¿cuál será el significado de esta
aflicción?, poseías esperanzas y querías hacerlas realidad, tu caudal de
sueños era igual al de cada uno de tus hijos. ¿Acaso hay algo en tu partida,
que me provoca esta profunda tristeza, que hace verter lágrimas de mi
corazón?.
Padre he estado mucho tiempo soñando con una cabaña, un pequeño
jardín y un manantial; ¿Qué he de decirte acerca de mis vicisitudes?,
Cuando era niño junto a ti, vivía en paz y tranquilidad, pero hoy ésta se ha
convertido en clamor frente a tanta injusticia, mentira, corrupción y
narcodelincuencia, y mi paz en lucha. Llegará en día en que partiré para
unirme a ti.
He pasado algunos días escribiendo estas letras, y al hacerlo, me he sentido
como una nube, en la que está mi soledad, mi hambre y mi sed, pero al
recordar el eco de tu voz, siento que somos dos, sí dos nubes que cubrimos
las montañas y los valles, que caminamos entre y por encima de los árboles,
envolvemos las altas rocas, penetramos en el corazón de la raza humana y
desciframos sus misterios.
Recordado papá me gustaría que desde la eternidad sigas siendo capaz de
hacer que la antorcha encendida de los cielos ilumine el sendero de mi
vida.
Dicen que la muerte es un sueño profundo; duerme y descansa en paz
dulces sueños acompañen tu alma que no le teme a la oscuridad.
Los que no tenemos a nuestro padre con nosotros, porque se nos adelantó
al encuentro con la eternidad, nos sentimos como una isla de paz, en un
océano de soledad. (O)