Mi sueño es ser parte de un contrato colectivo

Santiago León

¡Qué maravilloso sería entrar a una empresa bacana del sector público y, después de unos meses, firmar un contrato colectivo! No se imagina la lotería que se puede ganar. Verá, aparte del sueldo, que le pagan puntualmente, los contratos colectivos ofrecen unos beneficios envidiables. Le dan un bonito extra por los años de antigüedad, por los guaguas, para la jama y para el transporte.

Usted no tiene que preocuparse de nada, todo le dan. Y pilas, si algún jefe quiere darle la patada, le amparan unas lindas leyes, redactadas a la medida, y puede salir con una liquidación millonaria. Y todo ese billete sale del bolsillo de los ecuatorianos. No importa que la empresa esté quebrada, los directivos tienen que buscar la plata hasta debajo de las piedras para mandarle pagando.

A ver, los sindicatos se crearon precisamente para defender los derechos de los trabajadores. Años atrás, los salarios de los trabajadores de las empresas públicas eran paupérrimos; por eso, aparecieron esas organizaciones para velar por los empleados. Pero, pero, pero… en todo lado hay esos dirigentes vivísimos que quieren hacerse millonarios con las guitas del sector público.

¿Cómo no sorprenderse? Una especie de mama lucha de la seguridad social ha sido la patrona de esa institución. Toda su familia ubicada en unos puestazos en los hospitales públicos. Además, crearon empresas para contratar con las propias casas de salud. Anualmente, se estima que este sindicato recaudaba más de USD 1.4 millones. Y para que termine de aterrarse, con ese billete se construyó un hotel de lujo en el centro de Cuenca. ¡Carajo, cómo se farrean la plata del sector público! Lo que indigna más es que esos “líderes” se tiran de sobrados y desafían cuando empiezan a investigarlos.

Pero bueno, no nos hagamos los pendejos. ¿A quién no le gustaría trabajar en esas jugosas instituciones? Que no le piden favor a las firmas privadas que reparten millones en utilidades. La idea es jubilarse e irse a la casita con los bolsillos llenitos de billete. Y si hay el chance, hacer la gestión para que sus hijos también ingresen en la nómina y disfruten de los beneficios y ventajas de los contratos colectivos. ¡Acoliten, den un puestito! (O)