Increíble “cambalache”

Marco Carrión Calderón

No resisto la tentación de basar este artículo en el hermoso tango de Enrique Santos Diescépolo, de reflexionar y poner a reflexionar a los amables amigos que me honran al leer mis lucubraciones. Cambalache –cambio por algo de poco valor- tiene una letra con una actualidad abrumadora. Leamos algunos versos, pero con mucha atención, y veamos que parece escrito ahora mismo, en nuestro país y en estos menguados tiempos (disculpas por las palabras del caló bonaerense):

“¡Hoy resulta que es lo mismo/ ser derecho que traidor!…/¡Ignorante, sabio o chorro,/generoso o estafador!/¡Todo es igual!/¡Nada es mejor!/¡Lo mismo un burro que un gran profesor!/No hay aplazaos/ni escalafón,/los inmorales/nos han igualao./Si uno vive en la impostura/y otro roba en su ambición,/¡da lo mismo que sea cura,/colchonero, rey de bastos,/caradura o polizón!…”


“¡Qué falta de respeto, qué atropello/a la razón! / ¡Cualquiera es un señor! / ¡Cualquiera es un ladrón! / Mezclao con Stavisky va Don Bosco/y «La Mignón», / Don Chicho y Napoleón, / Carnera y San Martín…/Igual que en la vidriera irrespetuosa/de los cambalaches se ha mezclao la vida, / y herida por un sable sin remaches/ves llorar la Biblia/contra un calefón…”


“¡Siglo veinte, cambalache/problemático y febril! / El que no llora no mama/y el que no afana es un gil! / ¡Dale nomás! / ¡Dale que va! / ¡Que allá en el horno/nos vamo a encontrar!/¡No pienses más,/sentate a un lao,/que a nadie importa/si naciste honrao!/Es lo mismo el que labura/noche y día como un buey,/que el que vive de los otros,/que el que mata, que el que cura/o está fuera de la ley…”

¿Verdad queridos lectores que estos versos están llenos de exactitud sobre la situación actual en que “el mundo fue y será una porquería, ya lo sé…” Desde 1934 en que fueron escritos nada ha cambiado, sin dudas. Este mundo sigue siendo “un despliegue de maldad.” Gente sin valor ha trepado y quiere opacar a los valiosos. Veneno puro son esos que encajan completamente en este relajo de mundo en que se ha dado valor a quienes no lo tienen y mérito a aquello sin importancia. Hay que hacer fuerza para vivir en este mundo procaz y desenmascarar a esos que solo valen por su infamia y estulticia. (O)