Símbolos deportivos

Caroline Avila Nieto @avilanieto

El Día del Deporte Ecuatoriano, el nombre del coliseo y la escultura en el parque son algunas evidencias simbólicas de la hazaña lograda por Jefferson Pérez aquel 26 de julio de 1996. Esa primera medalla olímpica generó en Cuenca y en el país una conversación diferente sobre los efectos del deporte cuando se practica bajo parámetros de alto rendimiento.

En estos días, el oro volvió a Cuenca con la llegada de Daniel Pintado, nuevo medallista olímpico en marcha, quien, junto a su entrenador Andrés Chocho, fue recibido con el cariño de la ciudadanía como gesto de gratitud por la alegría que nos brindaron. Los símbolos, por ahora, se evidencian en la generosidad puntual de la empresa privada y de ciertas instituciones públicas. Sin embargo, sería una oportunidad perdida si no se logran cambios más profundos a partir de esta exitosa participación de nuestra delegación.

Es necesario identificar si el desempeño de los 40 deportistas responde a esfuerzos en política pública o al apoyo de auspiciantes privados. Lo segundo será siempre un proceso de cosecha y más selectivo, mientras que el impulso desde políticas masivas y equitativas puede ser una oportunidad para la formación de nuevos talentos a partir de una cultura deportiva más generalizada, sin exclusividades ni restricciones.

Daniel Pintado, como en su momento lo fue Jefferson Pérez, junto con las hermanas Dajomes, Lucía y Glenda, y todos quienes recibieron diplomas, son símbolos deportivos que pueden servir para refrescar la conversación sobre la masificación del deporte. El gobierno nacional, en conjunto con los gobiernos locales, debería promover espacios de prevención en salud y seguridad a través del impulso de la práctica deportiva en barrios y cantones. Es necesario cambiar políticas públicas para destinar fondos a escuelas de entrenamiento y, en colaboración con la empresa privada, apoyar al alto rendimiento.

La medalla de oro en el cuello de Daniel, el abrazo de sus hijos y la caravana en las calles de Cuenca son símbolos de una conversación que se retoma, casi 30 años después, para que el deporte pueda encontrar nuevos impulsos. (O)