El día de mañana miles de niñas, niños y adolescentes regresan a clases. La mayoría lo hará con la ilusión propia de la novedad, de lucir el uniforme nuevo, los lápices de colores y la complicidad de los amigos. Otros resentidos por madrugar y tener que ver a quienes temen, esos profes que con su poder pueden hacer la diferencia entre la paz y o el caos.
Verónica Duran, educadora, poeta y soñadora, publicó un poema en sus redes respecto al rol de las y los docentes y su responsabilidad para hacer la vida de un niño más feliz, pacifica, amorosa. Nos llama a reflexionar sobre cuánto de nuestro proceder como educadores aporta a que niños y niñas sean felices, procurarles un mundo menos violento del que tienen en su casa o barrio. Dejarlos saber que son importantes hoy y ahora, más aún en un país que se cae a pedazos y convulsiona de inseguridad.
Cuidemos el espíritu y el corazón de quienes formamos en las aulas y en las casas, cultivemos sueños absurdos, enseñemos poesía, arte y música, enseñemos habilidades para la vida y para tener un mundo mejor. Que mañana sea un día en donde niños y niñas se sientan amados, protegidos, cuidados, valorados. (O)