Casi todos decimos que es más “rico” comer en la calle o es “más sabroso de olla ajena”, aseveraciones que no justifican la proliferación de ventas de comidas insalubres, ambulantes, falsos restaurantes, en cualquier lugar y a toda hora , para todos los gustos y casi para todos los bolsillos, empero, nos debe preocupar las condiciones del servicio, el lugar de expendio, insumos de conservación y su preparación, que siendo sinceros la mayoría de consumidores no le damos la importancia que el caso amerita, sobremanera en favor de nuestra salud.
No estamos en contra de estas costumbres, cultura, gustos o el incentivo al turismo, al contrario, apoyamos. Lo que pretendemos es hacer conciencia sobre los errores que casi a diario cometemos llevándolos a la “normalidad”. Para la muestra suficiente estas descripciones:
Creo que a todos nos gusta las “cascaritas” del chancho, pero no puede ser que se expendan al margen de calles, carreteras, caminos de tierra, sin ninguna protección; de seguro impregnados de polvo, humo de vehículos o tapados con “manteles” que alguna vez lo fueron. Además de que las vendedoras directamente lo expenden con sus manos, cobran con las mismas que sirven la ricura. Igual las “tortillitas” del tiesto, al borde de la vía, con las materias primas amasadas por la vendedora que luego cobran el dinero con las mismas manitos que las saborea, sin descuidar a sus bebes que pululan bajo las piernas de su madre. Similar los famosos caldos de gallina de al paso, hirviendo con los aderezos dados por el polvo, el humo e insectos que deambulan en el medio ambiente.
Preocupa además las ventas de los famosos chusos “adornados” de todo y al filo de la calle, y qué decir de los mercados que son un insulto al orden y al aseo, con excepciones, y lo más preocupante y terrorífico, según nos han referido, que por las noches aparecen diversos monstruos siendo los más conocidos unas ratas gigantes añosas y bravas.
Son ejemplos que nos muestran que no podemos dejar que solos el Municipio y el ARCSA actúen, al contrario, es necesario un cambio de actitud poblacional, integral, en bien de la salud y de Cuenca “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. (O)