Jornada laboral de 10 horas abre debate

Ecuador enfrenta una crisis energética que afecta al sector productivo y comercial. En respuesta, la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi) propone una jornada laboral de 10 horas diarias durante cuatro días para mitigar las consecuencias de los apagones.

Se trata de un sistema que organiza al país en dos áreas eléctricas, de acuerdo con las concesiones de las distribuidoras de energía. Este esquema establece jornadas de trabajo de 10 horas diarias en dos grupos de trabajadores, de lunes a jueves y de jueves a domingo.

La Capeipi plantea que la mitad de la población labore de lunes a jueves de 07:00 a 17:00 para aprovechar la luz del día y la otra mitad, de jueves y domingo en el mismo horario.

Teófilo Castro, presidente de la Cámara de la Pequeña Industria del Azuay (CAPIA), señala que la propuesta de la Capeipi es una opción viable para algunos sectores, pero no para todos.

“El esquema de jornadas extendidas ayudaría a la parte operativa, especialmente a las industrias que no dependen de la cadena de frío o procesos que requieren electricidad constante”, aseguró.

Sin embargo, agregó que, para la industria alimentaria, láctea y química, que necesitan mantener un control constante de temperatura, la propuesta no sería funcional debido a sus particularidades productivas.

“Las pérdidas por los apagones tienen un impacto fuerte en el Austro. Se calcula que se pierden 1,2 millones de dólares por hora en la región. Tras haber superado la pandemia, esto nos golpea nuevamente”, señaló Castro y resaltó la urgencia de soluciones más integrales.

Jornada laboral

Sobre una jornada de trabajo de cuatro días con 10 horas diarias, el dirigente gremial señaló dos perspectivas. “Por un lado, se cree que laborar más de ocho horas puede disminuir el rendimiento laboral, aunque esto puede variar según la edad y la condición física de los trabajadores”, indicó.

Y agregó que, por otro parte, muchos trabajadores verían esta opción como una alternativa que les permitiría tener más tiempo para realizar tareas adicionales. “La preferencia por este modelo depende de la adaptación de cada trabajador”, consideró.

En cuanto a los costos operativos, mencionó que estos podrían disminuir al mantener maquinarias en funcionamiento continuo sin tener que reiniciar procesos que demandan tiempo, como el calentamiento de calderos. Pero admite que no todas las empresas podrían adaptarse con facilidad.

José Paredes, dueño de un local comercial en el Centro Histórico, se mostró en desacuerdo con la propuesta de la Capeipi. «Los pequeños empresarios nos veríamos perjudicados, la gente saldría de la ciudad, lo que puede provocar una reducción en el flujo de consumidores y resultar en una caída en las ventas”, afirmó.

Leonor Méndez, empleada en el sector textil, considera que la jornada de 10 horas ofrece ventajas. «Con tres días libres podría hacer otras actividades como estar con mi familia o buscar otro ingreso extra», dijo.

Por otro lado, Carlos Loor, obrero de la construcción, indicó que esto no sería muy beneficioso para trabajos físicamente demandantes. “Después de la jornada de ocho horas, dos horas adicionales sería difícil de sobrellevar. Prefiero trabajar mis ocho horas», indicó.

Planificación energética

Gremios como el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), han alertado de las grandes pérdidas económicas debido a los apagones. “La afectación es de 12 millones de dólares por hora en pérdidas”, calculó José Antonio Hidalgo, vicepresidente del CEE.

La raíz del problema, según Teófilo Castro, no está solo en la falta de energía, sino en la planificación deficiente de las autoridades. «Se conoce que hay un crecimiento en la demanda energética cada año, pero no se ha ejecutado una estrategia adecuada a tiempo», lamentó.

El presidente de CAPIA subraya la importancia de implementar no solo hidroeléctricas, sino también energías alternativas como la solar o la eólica, para atender las necesidades crecientes del país.

“Es una cuestión política que no se ha abordado debidamente y ahora la falta de previsión nos pasa factura a todos”, añadió.

Sector gastronómico y turístico

Santiago Reinoso, gerente operativo del restaurante “El Mercado”, expresó su descontento ante la falta de previsibilidad en los cortes de energía.

“Hemos tenido que alquilar un generador por 600 dólares al día para poder seguir operando, aun así, las ventas han caído un 70 % en las últimas semanas”, menciona.

Agregó que las pérdidas económicas son devastadoras, especialmente en un sector tan sensible como el turístico y gastronómico.

«Pedimos que se organicen mejor los cortes de luz; deberían hacerse en la madrugada, no en las horas de mayor actividad comercial. El turismo es un rubro transversal en la economía del país y en la generación de empleo», afirmó. (PNH)-(I)

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