Es decepcionante escuchar, hasta el día de hoy, la frasecilla “robó, pero hizo obras” en boca de muchos incautos que, a pesar de los años y de los daños notorios que ha causado al país la década robada, siguen sosteniendo, muy sueltos de huesos, que en las próximas elecciones van a regalar su voto al partido del pillo más grande que ha tenido el Ecuador. En otras palabras, están justificando el ladronicio del prófugo y su pandilla por unas cuantas obras mal hechas con sobreprecios exorbitantes.
Lo que no caen en cuenta los cortos de mente que piensan desperdiciar su voto en febrero del 2025, es que cada asalto al erario público repercute en el menoscabo de oportunidades para los más necesitados. Cualquier carretera con sobreprecio se traduce en menos inversión social y supone menos hospitales, escuelas y parques. Cada puente con sobreprecio y que no lleva a ningún lado como el de Mataje, construido por Correa a un costo de casi 13 millones de USD; la plataforma financiera también construida con sobreprecio y que se inunda con el más tenue aguacero; hectáreas de terreno donde se erige una refinería que sólo los ciegos y sordos obsecuentes al prófugo pueden ver y las escuelas del milenio que se caen por lo mal construidas que están, representa una cadena de corrupción que entrega plata mal habida a los pillos que se formaron en la escuela correísta.
Parecería que se ha normalizado la viveza criolla, el reparto del pastel y la impunidad. Estamos viviendo la descomposición política del Ecuador. En todas las provincias el clientelismo se reinventa en cada nuevo proceso electoral. Urge un baño ético a nuestra clase política. Frente a la frasecilla “robó, pero hizo obras”, se necesita una respuesta didáctica y de alto alcance para realmente darnos cuenta de cuánto realmente perdimos como país durante el gobierno de Correa. Noboa debería encargar una recopilación generosa de todos los delitos cometidos por el prófugo y su banda y plasmarla en un video “educativo” y circularlo durante los meses previos a las elecciones, para que los que siguen con la venda en los ojos y la cera en los oídos, se despabilen ante las “maravillas” perpetradas por su ídolo con pies de barro.
Es injustificable que bajo la premisa de que “sí, es verdad que robaron, pero por lo menos hicieron algo”, un 20% de negados piensen lanzar su voto al tacho de la basura. (O)